El Protocolo de Kioto: Un acuerdo para combatir el cambio climático

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El Protocolo de Kioto es un acuerdo internacional histórico que ha marcado la lucha contra el calentamiento global. Se adoptó en 1997, después de años de negociaciones y esfuerzos, y ha sido ratificado por alrededor de 180 países en todo el mundo. En este artículo, exploraremos el nacimiento y la evolución del Protocolo de Kioto, los principales compromisos y objetivos que establece y cómo ha influido en la política mundial en relación al cambio climático. ¡Prepárate para un viaje cálido… pero iluminador!

¿Cómo comenzó todo? Los orígenes del Protocolo de Kioto

Las preocupaciones sobre el cambio climático y sus posibles repercusiones ya se habían manifestado en la década de 1990, de manera que en 1992 se adoptó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). A partir de entonces, el proceso comenzó a acelerarse. En 1995, por ejemplo, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) publicó su Segundo Informe de Evaluación, que concluía que el clima estaba cambiando debido a las emisiones de gases de efecto invernadero. De esta forma, el cambio climático se convirtió en una realidad incontrovertible que requería acción inmediata.

Así, en la COP1 celebrada en Berlín en 1995, se puso en marcha una nueva ronda de conversaciones para adoptar compromisos más firmes y detallados para los países industrializados. Fue entonces cuando comenzaron las negociaciones que culminaron en la creación del Protocolo de Kioto.

La COP3 en Kioto: Un acuerdo histórico

El momento decisivo llegó en 1997, durante la COP3 celebrada en Kioto (Japón). Aquí fue adoptado el Protocolo de Kioto, que incluía medidas más enérgicas de lucha contra el cambio climático y, lo que es más importante, compromisos jurídicamente vinculantes de reducción o limitación de emisiones para los países desarrollados y economías en transición. No fue tarea fácil, pero finalmente se logró un consenso en medio de la euforia y el júbilo de los asistentes. Es más, ¡aún hoy podemos sentir el calor (y no solo por el calentamiento global) generado por ese histórico acuerdo!

El Protocolo de Kioto consta de 28 artículos y dos anexos y tiene los mismos objetivos y principios que la Convención. Uno de sus pilares fundamentales es que los países desarrollados deben reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos el 5% con respecto a los niveles de 1990 durante el período de compromiso de 2008-2012.

Los principales gases a reducir y los objetivos de cada país

El Protocolo de Kioto establece que los países firmantes deben reducir las emisiones de los seis principales gases de efecto invernadero:

  • Dióxido de carbono (CO2)
  • Metano (CH4)
  • Óxido nitroso (N2O)
  • Hidrofluorocarbonos (HFC)
  • Perfluorocarbonos (PFC)
  • Hexafluoruro de azufre (SF6)

Cada país se comprometió entonces a reducir sus emisiones en diferentes porcentajes, teniendo en cuenta su situación y capacidad económica.

Por ejemplo, la Unión Europea se comprometió a una reducción del 8%, mientras que Estados Unidos -que, en un giro dramático, nunca ratificó el acuerdo- tenía como objetivo reducir sus emisiones en un 7%. ¡Incluso México se puso las pilas y se unió a la lucha contra el cambio climático, aunque no tenía compromisos específicos de reducción de emisiones para ese momento!

Es importante mencionar que el Protocolo de Kioto también buscaba fomentar el crecimiento sostenible en los países en vías de desarrollo, ayudando así a disminuir la brecha económica y social entre las naciones.

Desde la aprobación hasta la entrada en vigor: un camino lleno de obstáculos

Aunque fue aprobado el 11 de diciembre de 1997, el Protocolo de Kioto no entró en vigor sino hasta el 16 de febrero de 2005. Esto se debió a que, para que el acuerdo pudiera aplicarse, era necesario que al menos 55 países que representaran el 55% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero lo ratificaran.

El proceso fue lento y complicado, y algunos países de peso, como Estados Unidos, decidieron no ratificar el acuerdo, alegando que tendría efectos negativos en su economía. Sin embargo, Rusia fue clave para que el Protocolo de Kioto entrara en vigor en 2005, debido a su decisión de ratificarlo en 2004.

Mecanismos para implementar los objetivos del Protocolo de Kioto

Para facilitar el cumplimiento de los objetivos del acuerdo, se establecieron tres mecanismos de flexibilidad:

  • El comercio internacional de emisiones.
  • El mecanismo de desarrollo limpio.
  • El mecanismo de aplicación conjunta.

Estos mecanismos permitieron a los países desarrollados cumplir con sus compromisos de reducción de emisiones de una manera más económica y eficiente.

Por ejemplo, el comercio internacional de emisiones permitía a los países comprar y vender derechos de emisiones entre sí, facilitando oportunidades de inversión en actividades limpias y proyectos de reducción de emisiones. ¡Negocios verdes para un mundo más verde!

El balance entre 2008 y 2012 y la importancia de la Enmienda de Doha

Durante el primer período de compromiso (2008-2012), los informes indicaron que muchos países firmantes del Protocolo de Kioto lograron cumplir, e incluso superar, sus objetivos de reducción de emisiones. Este hecho demostró que es posible adoptar medidas efectivas contra el cambio climático a nivel internacional.

Sin embargo, también quedó claro que el Protocolo de Kioto, pese a sus logros, no era suficiente para frenar el calentamiento global de manera eficaz. Además, la falta de compromisos de reducción de emisiones por parte de los países en desarrollo y de algunos de los grandes emisores, como Estados Unidos, evidenciaba la necesidad de un acuerdo más inclusivo y ambicioso.

En este contexto, en la COP18 celebrada en Doha (Catar) en 2012, se adoptó la Enmienda de Doha al Protocolo de Kioto. Esta enmienda extendía el Protocolo de Kioto hasta 2020 y establecía nuevos compromisos de reducción de emisiones para los países desarrollados. A pesar de su importancia, la Enmienda de Doha tardó varios años en entrar en vigor, ya que muchos países demoraron su ratificación.

Conclusión

El Protocolo de Kioto representa un hito fundamental en la lucha internacional contra el cambio climático. Aunque ha enfrentado desafíos y críticas, ha demostrado que los acuerdos multilaterales pueden generar cambios significativos. Los países firmantes han logrado reducciones notables en sus emisiones de gases de efecto invernadero, demostrando que el desarrollo sostenible es posible.