Entendiendo las Adicciones: Más que un Hábito, una Enfermedad

Entre la Sombra y la Esperanza: Un Viaje a través de la Adicción

Las adicciones se definen como una enfermedad crónica y recurrente del cerebro caracterizada por la búsqueda compulsiva de alivio a través de sustancias o comportamientos, a pesar de las consecuencias adversas. Esta patología conlleva una serie de alteraciones en el comportamiento y la fisiología del individuo, llevando a una incapacidad para controlar la conducta adictiva. La persona sufre modificaciones en su capacidad para abstenerse, un deseo incontrolable de consumir, disminución en la percepción de los problemas generados, alteraciones en las relaciones interpersonales y una respuesta emocional alterada.

Las adicciones no se limitan a las sustancias tóxicas como el alcohol y las drogas, se extienden a actividades como el uso de nuevas tecnologías, el sexo, el juego y la dependencia del móvil, entre otras. “Al margen de la sustancia o la actividad específica, la adicción genera problemas significativos en la vida del individuo”, afectando profundamente su salud mental, física, relaciones y calidad de vida en general. Cada adicción tiene sus peculiaridades, pero todas comparten la esencia destructiva de la dependencia.

Claves para Superar Adicciones

La ruta hacia una vida sin adicciones comienza con el reconocimiento del problema y la disposición a cambiar. Clave en este proceso es la gestión eficaz del pensamiento, transformando negatividades en fortalezas. El apoyo de seres queridos resulta indispensable; compartir miedos y dudas fortalece la red de seguridad personal. La intervención de profesionales calificados orienta el camino hacia la recuperación. Centrarse en la salud mental marca la diferencia; como menciona un especialista en el campo, “La superación de una adicción empieza por la mente; el cuerpo sigue”. Un régimen psicológico adecuado, alejarse de tentaciones y una sólida autoconfianza son pilares en este viaje. La implementación de rutinas saludables y adaptativas contribuye significativamente al bienestar general.

Fases Clave del Tratamiento de Adicciones

Superar una adicción o conseguir mantenerla a raya (pues en Adictalia consideramos que se trata de una enfermedad crónica), requiere de un tratamiento integral. Este proceso comprende cuatro fases. La primera de ellas apunta a conseguir la abstinencia y, quizá, sea la más conocida- Pero bajo ninguna circunstancia es el único y último fin de un tratamiento integral de adicciones.

Cada caso de adicción es único, y el tratamiento debe ser planificado, idealmente, en función de las necesidades y características de cada persona.

Estas son los ingredientes y objetivos de cada una de las 4 fases:

Desintoxicación

La primera fase de un tratamiento de adicciones, la de desintoxicación, consiste en retirar el consumo de la sustancia para, como se dice vulgarmente, “limpiar el organismo” y que éste se mantenga estable. La fase de desintoxicación puede durar entre 7 y 21 días, dependiendo del cuadro de adicción: del tipo de sustancia, de la gravedad de la dependencia, de cómo responde fisiológicamente la persona…

La desintoxicación se suele llevar a cabo en los centros de ingreso residenciales como primera instancia del tratamiento integral, y, en casos puntuales generalmente más graves, en hospitales o clínicas de salud mental.

Conforma sobre todo un proceso médico-biológico, donde se usan fármacos para aliviar las reacciones corporales que provoca interrumpir el consumo. Al mismo tiempo, se empieza con terapias individuales y grupales para contener el desequilibrio emocional que sufre la persona.

La última fase del tratamiento de adicciones consiste en volver a retomar la vida social, pero ahora con otra «forma de andar». Esto no es poca cosa para alguien que había perdido la habilidad de relacionarse de forma sana con su entorno a causa del consumo ingobernable. Es decir, para alguien cuya adicción la sumido en la marginación.

La reinserción implica volver al hogar, en algunos casos a uno nuevo, en otra ciudad y con otras amistades, para rehacer su vida. Esta es la etapa final del proceso y se realiza durante los últimos meses del tratamiento en centros ambulatorios. Consiste, básicamente, en poner en práctica todas aquellas estrategias que se han aprendido durante las fases anteriores, con la asistencia o respaldo de terapias individuales, familiares y grupales.

Terapia de mantenimiento

Quienes conocen de cerca la enfermedad de la adicción dicen que ésta siempre se encuentra al acecho. Esto significa que, incluso después de un tratamiento integral de dos años, la persona puede sentir deseos de volver a consumir. Sobre todo en los primeros momentos de retorno a la vida social, cuando cualquier situación puede transformarse en una prueba de las nuevas habilidades.

Pero también puede ocurrir a lo largo de la vida de la persona, en momentos de crisis personal, familiar, laboral. Hay que tener en cuenta que, dependiendo del grado de adicción al que llegó, su cerebro tiene grabados patrones, conexiones neuronales que pueden recordar viejas formas de huir de los problemas por medio del consumo. Por eso se dice que la adicción es una enfermedad crónica.

La deshabituación consiste en la «pérdida progresiva de un hábito o costumbre», según define el diccionario. Para ello se requiere, como norma básica, mantenerse abstinente, sin consumir. Al proceso médico-farmacológico de la desintoxicación se le suma otro de tipo psicológico y comportamental: se busca consolidar la abstinencia más allá del aspecto fisiológico.

La fuerte necesidad de compensar la falta del estímulo externo de la droga o hábito compulsivo requiere comenzar con un proceso terapéutico cognitivo-conductual. Un trabajo que permita modificar conductas básicas en el día a día. Este proceso comprende terapias individuales y grupales, actividades, talleres, deporte y realización de tareas. Se trata de empezar a crear nuevos patrones de vida saludable, por medio de rutinas específicas, para que la persona reconstruya su vida alejada de las sustancias o compulsiones.

terapia de grupo
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Rehabilitación

En esta fase la persona debe poner en marcha todo lo aprendido en la deshabituación. Comienza, entonces, la rehabilitación: re-aprender a vivir. Tras haber adquirido habilidades básicas para contener la compulsión, ya es capaz de empezar a practicar nuevos patrones saludables en su vida cotidiana.

Generalmente, dependiendo del caso de adicción, se recomienda realizar la rehabilitación en pisos tutelados, donde residen las 24 horas en regímenes semiabiertos monitorizados.

En todo caso, los pisos tutelados constituyen residencias donde la persona convive con otras que se encuentran en su misma situación, en un régimen semiabierto. Allí goza de más autonomía para gestionar sus tiempos, tareas y salidas. Eso sí, siempre guiada por un equipo terapéutico.

Ya sea de forma residencial o ambulatoria, en esta fase, la persona profundiza en su trabajo de reestructuración vital. Se encuentra consciente de la necesidad de cambiar su forma de estar y actuar en el mundo y con una abstinencia consolidada (al menos dentro del entorno terapéutico). Para ello, continúa asistiendo a terapias individuales y grupales, realizando deporte, actividades didácticas, talleres y responsabilidades de limpieza, orden, cocina, mantenimiento…

Las terapias y talleres, de varias veces a la semana, se enfocan en adquirir nuevos patrones de conducta y redescubrir habilidades perdidas a causa del consumo. Pero, sobre todo, en revisar y modificar los pensamientos, creencias y emociones que la empujaban a consumir.

Desintoxicación y Desarrollo de Nuevos Hábitos para la Recuperación

La recuperación física y mental de adicciones recae en la capacidad de desintoxicarse y cultivar nuevas prácticas saludables. Es un viaje que implica no solo liberarse de las sustancias o comportamientos adictivos sino también llenar ese vacío con alternativas constructivas. La transición hacia una vida sin adicciones se apoya en adoptar rutinas que promueven el equilibrio y la satisfacción personal.

La consistencia en el ejercicio, por ejemplo, no solo beneficia la salud física sino que fortalece la mente. “El deporte actúa como una válvula de escape que permite canalizar las energías y emociones de forma positiva”, es una máxima respaldada por múltiples estudios. Incorporar actividades físicas regulares en el día a día es esencial para reconfigurar el sistema de recompensa del cerebro, alejándose de las gratificaciones instantáneas de la adicción y moviéndose hacia una gratificación a largo plazo que proviene del bienestar personal.

La configuración de una rutina diaria que incluya momentos de reflexión, como meditación o lectura, contribuye a la fortaleza mental. Estas prácticas fomentan una introspección saludable y ofrecen nuevas perspectivas para enfrentar los desafíos. Establecer y seguir una rutina de autocuidado demuestra el compromiso con el propio bienestar, “Una estructura diaria es un componente crucial en el camino hacia la recuperación; ofrece un sentido de normalidad y control en un mundo que anteriormente se sentía caótico”.

La recuperación de adicciones es, por tanto, un proceso que engloba la reconstrucción de los cimientos personales, donde la desintoxicación y el desarrollo de nuevos hábitos conducen hacia una existencia equilibrada y satisfactoria. La implementación de una rutina estructurada que abarca tanto el cuerpo como la mente es indispensable para prevenir recaídas y garantizar una recuperación duradera.

Porcentaje de Recuperación en Adictos: Una Mirada Crítica

Entre las diversas soluciones propuestas al desafío monumental que representa la rehabilitación de adictos en México, los números juegan un papel tan revelador como desalentador. Los llamados “anexos” ofrecen una tasa de éxito que no supera el 15%, poniendo de manifiesto la ineficiencia de gran parte de los métodos tradicionales en la lucha contra la adicción. Esta tasa implica que apenas una de cada diez personas logra superar su dependencia, cobrando una relevancia mayor cuando se considera que menos del 8% de los adictos buscan activamente tratamiento. En este contexto, resulta imperativo repensar las estrategias implementadas en el tratamiento de adicciones, más allá de la simple desintoxicación.

Programas como Narconon están reformulando el enfoque hacia el problema de la adicción en México. Al alejarse de los convencionalismos de programas de 28 días y evitar el uso de drogas sustitutivas, se enfocan en tratar las causas subyacentes y en equipar al individuo con las habilidades necesarias para una vida libre de sustancias. “El programa Narconon consiste en procedimientos únicos para ayudar a los adictos a superarse”, destacando una filosofía que desmitifica la adicción como una condición permanente o hereditaria. Tal aproximación no solo promete una tasa de éxito teóricamente superior sino que ofrece una nueva esperanza para aquellos que han sido marginados por los sistemas tradicionales de tratamiento.

Apoyo a un ser querido en recuperación de adicción

El apoyo a personas que están en proceso de recuperación de una adicción requiere de una actuación firme y coherente por parte de familiares y amigos. En este sentido, hay pasos esenciales que no se deben obviar, como el establecimiento de límites claros, el seguimiento médico y psicológico, y la generación de un entorno libre de sustancias nocivas para facilitar la reinserción positiva del individuo en la vida cotidiana.

Una línea crucial en el apoyo es el amor responsable, concepto que refiere al equilibrio entre cuidar de la persona adicta sin habilitar su adicción. En palabras de especialistas, “Amar no significa facilitar la adicción, sino establecer un marco de acción donde el respeto y el cuidado por sí mismo y por los demás sean los pilares”. Este enfoque destaca la importancia de una amor que prioriza el bienestar a largo plazo del individuo, aún cuando eso implique tomar decisiones difíciles en el momento.

Además, es vital reconocer que la firmeza y la coherencia en la toma de decisiones por parte del entorno cercano al adicto juegan un papel determinante en su recuperación. Contradecir mensajes, flaquear en los límites establecidos o no ser uniforme en el tratamiento otorgado, sólo genera confusión y puede deteriorar el proceso de sanación. En este complejo camino, acudir a profesionales es una necesidad, no una opción. Tal como señala el centro Guadalsalus, solo una ayuda especializada podrá asegurar el éxito en la superación de la conducta adictiva.