Diferencia entre riesgo y peligro: Definición y explicación

diferencia entre riesgo y peligro

El peligro y el riesgo son dos conceptos relacionados pero distintos que se utilizan frecuentemente en el ámbito de la seguridad y la prevención de accidentes. Es importante entender la diferencia entre ellos para poder identificar y controlar los posibles peligros a los que estamos expuestos en nuestra vida diaria.

El peligro se refiere a aquello que puede causar un daño. Es el resultado de las características o propiedades intrínsecas de los agentes o condiciones presentes en nuestro entorno. Por ejemplo, una sustancia química tóxica es un peligro porque tiene la capacidad de causar daños a nuestra salud. El grado de peligrosidad de un agente se evalúa en función del impacto que puede generar.

Por otro lado, el riesgo está relacionado con la exposición al peligro. Es la correlación entre la peligrosidad de un agente o condición y la posibilidad de que ocurra un daño durante la interacción con ellos. El riesgo es igual al peligro multiplicado por la exposición del individuo al mismo. Es decir, si no hay exposición al peligro, no habrá riesgo. Para que se produzca un riesgo, es necesario que haya una interacción entre el peligro y la exposición del individuo.

Para controlar el riesgo, es necesario eliminar o reducir tanto el peligro como la exposición del individuo. Esto implica identificar los peligros presentes en un entorno y tomar medidas preventivas para controlarlos. Por ejemplo, si trabajamos con sustancias químicas tóxicas, podemos utilizar equipos de protección personal adecuados y establecer medidas de ventilación para reducir la exposición al peligro. De esta manera, podemos evitar o mitigar los posibles riesgos para los trabajadores.

Definición de riesgo ejemplos

El riesgo se refiere a la combinación de la probabilidad de que ocurra un evento y sus consecuencias negativas. En otras palabras, es la posibilidad de que algo peligroso suceda y cause daños. Para entender mejor esto, debemos considerar los factores que contribuyen al riesgo: la amenaza y la vulnerabilidad.

  • Amenaza: Se define como un fenómeno, sustancia, actividad humana o condición peligrosa que puede causar daño. Por ejemplo, las inundaciones, las sequías, los terremotos o los incendios forestales son amenazas que pueden tener consecuencias negativas en la salud, la propiedad, el medio ambiente y la economía.
  • Vulnerabilidad: Esta se refiere a las características y circunstancias que hacen a una comunidad, sistema o bien susceptible a los efectos dañinos de una amenaza. En el contexto agroclimático, la vulnerabilidad de los cultivos se determina por su exposición y susceptibilidad a los factores climáticos, así como por su capacidad de recuperación frente a estas condiciones adversas.

Para calcular el riesgo, se utiliza la fórmula RIESGO = AMENAZA x VULNERABILIDAD. Además, la vulnerabilidad puede descomponerse en exposición, susceptibilidad y resiliencia, expresada mediante la fórmula VULNERABILIDAD = EXPOSICIÓN x SUSCEPTIBILIDAD / RESILIENCIA. De esta manera, se cuantifica el grado de riesgo al considerar todos estos elementos.

Un ejemplo concreto de riesgo agroclimático es cuando los cultivos se ven afectados por condiciones climáticas extremas como las inundaciones, sequías, heladas o altas temperaturas. La amenaza radica en estos fenómenos climáticos, mientras que la vulnerabilidad de los cultivos se debe a su exposición y susceptibilidad a estos eventos, así como a su capacidad de recuperación y las prácticas de manejo implementadas por los agricultores.

Definición de peligro: riesgos, tipos y ejemplos

El peligro se define como “el riesgo o la contingencia inminente de que suceda algún mal”, es decir, la posibilidad real de sufrir algún daño físico, emocional o de otro tipo. También se refiere a lugares, situaciones o cosas que nos ponen en riesgo.

Existen diferentes tipos de peligros, entre ellos:

  • Peligros latentes: Son aquellos que podrían generar daños y dolencias, pero aún no se han manifestado ni hay señales de que estén ocurriendo. Por ejemplo, un conjunto de residuos altamente inflamables lejos de cualquier fuente de calor.
  • Peligros potenciales: Son aquellos que poseen el potencial para causar daños y sufrimiento, aunque no se hayan producido aún. Por ejemplo, una vieja bomba de la Segunda Guerra Mundial enterrada en un parque.
  • Peligros activos: Son aquellos que están ocurriendo de manera continua, causando daños conforme pasa el tiempo y requieren alguna acción para contrarrestarlos. Por ejemplo, un incendio forestal que avanza y destruye la fauna y flora local.
  • Peligros mitigados: Son aquellos que han sido identificados y se han tomado medidas para reducir o impedir sus daños. Por ejemplo, la construcción de un muro de contención para reducir el área afectada en caso de un derrumbe.
  • Peligros públicos: Son aquellos que ponen en riesgo a la población en general, sin discriminar quiénes puedan verse afectados. Por ejemplo, una epidemia altamente contagiosa.

El peligro puede tener diferentes causas, las cuales incluyen:

  • Peligros naturales: Derivan de elementos, procesos y dinámicas propias del funcionamiento natural. Por ejemplo, un volcán activo cerca de una ciudad.
  • Peligros antrópicos: Provenientes de actividades humanas o consecuencia del estilo de vida humano en el planeta. Por ejemplo, el cambio climático causado por la acumulación de gases industriales en la atmósfera.
  • Peligros propios de una actividad: Relacionados con el desempeño inmediato de un oficio, actividad o tarea. Por ejemplo, el riesgo de quemarse que corre un bombero al apagar un incendio.

La relación entre riesgo y peligro: explicación y ejemplos

La relación entre riesgo y peligro es fundamental para comprender la seguridad y tomar decisiones informadas en diferentes situaciones. En términos sencillos, el riesgo se refiere a la probabilidad de que ocurra un daño real, mientras que el peligro representa el potencial o la capacidad de causar daño.

Para ilustrar esta relación, es útil pensar en un ejemplo cotidiano. Supongamos que se necesita cruzar una calle ocupada. En este caso, el peligro estaría relacionado con el volumen de tráfico y la velocidad de los vehículos: cuanto más intenso sea el flujo de autos y cuanto más rápido circulen, mayor será el peligro de sufrir un accidente. El riesgo, por otro lado, estaría determinado por nuestras acciones y las condiciones de la vía: si esperamos el momento adecuado para cruzar, utilizamos las señalizaciones y los pasos peatonales, reducimos el riesgo de ser atropellados.

Es crucial destacar que el peligro es inherente a ciertas situaciones o sustancias, como productos químicos tóxicos o condiciones climáticas extremas. Por otro lado, el riesgo depende de nuestras elecciones y acciones. Por ejemplo, estar en una localidad propensa a terremotos implica un peligro inherente, pero nuestras decisiones para prepararnos y responder ante un sismo determinarán el riesgo real de sufrir daños.

Así pues, la relación entre riesgo y peligro radica en que el peligro representa el potencial de daño, mientras que el riesgo es la probabilidad de que ocurra un daño real. Es crucial entender esta relación para evaluar y gestionar los riesgos en nuestra vida cotidiana, tanto para nuestra seguridad personal como para la toma de decisiones en el ámbito laboral y social.

Cómo evaluar el riesgo: métodos y herramientas

La evaluación del riesgo es una etapa fundamental de la gestión empresarial. Para llevar a cabo esta evaluación, se pueden utilizar diferentes métodos y herramientas que nos permiten identificar y analizar los posibles eventos negativos y anticiparnos a sus consecuencias. En este artículo, abordaremos algunas de las herramientas más utilizadas para evaluar el riesgo: cuestionarios, listas de chequeo y flujogramas.

  • Cuestionarios: Los cuestionarios consisten en una serie de preguntas diseñadas para determinar la posibilidad de ocurrencia de situaciones que podrían generar pérdidas. Estas preguntas nos ayudan a identificar los riesgos específicos que una empresa puede enfrentar. Es recomendable revisar y complementar los cuestionarios estandarizados con las necesidades propias de cada proyecto.
  • Listas de chequeo: Las listas de chequeo son catálogos de los diferentes riesgos que pueden ser cubiertos por las aseguradoras. Estas listas se enfocan en identificar los riesgos asegurables, por lo que es crucial tener cuidado de no incluir riesgos poco probables y considerar otros riesgos que no estén descritos en la lista.
  • Flujogramas: Los flujogramas consisten en diagramas que representan los pasos de un proceso y muestran la secuencia de su funcionamiento. Estos diagramas se utilizan para analizar los procesos y actividades de una empresa. Al examinar el proceso paso a paso, se pueden identificar los posibles eventos negativos, sus causas y consecuencias.

Además de estas herramientas, es recomendable contar con soluciones tecnológicas que faciliten la gestión de los riesgos. Una opción es utilizar Pirani Risk, una solución que permite relacionar los riesgos a procesos y controles, registrar eventos y generar informes sobre la gestión realizada.

Proceso para evaluar el peligro

El proceso para evaluar el peligro consiste en seguir cuatro pasos básicos, de acuerdo con la norma internacional ISO 31000:

Paso 1: Identificar los posibles riesgos

Para evaluar adecuadamente el peligro, es fundamental identificar los posibles riesgos a los que está enfrentada la empresa, tanto internos como externos. Esto implica contar con toda la información necesaria y actualizada de la empresa, incluyendo factores como la ubicación, las actividades llevadas a cabo y los recursos utilizados.

Paso 2: Realizar el análisis de escenarios

El siguiente paso es realizar un análisis exhaustivo de todos los escenarios posibles para reconocer las amenazas que se pueden presentar. Es significativo tener en cuenta aspectos como la disponibilidad y confiabilidad de la información y los recursos. Esto nos permitirá determinar cuáles son los eventos más probables y los que podrían tener un impacto significativo en la empresa.

Paso 3: Analizar los riesgos identificados

Una vez identificados los riesgos, es necesario analizarlos de manera adecuada. Este análisis puede realizarse utilizando técnicas cualitativas, cuantitativas o una combinación de ambas, dependiendo de las necesidades de la empresa. El objetivo es evaluar la probabilidad de que ocurra cada riesgo y el impacto que podría tener en la organización.

Paso 4: Valorar los riesgos para la toma de decisiones

Finalmente, es clave valorar los riesgos identificados para contribuir a la toma de decisiones. En este paso, se comparan los resultados obtenidos en el análisis con los criterios establecidos para cada riesgo. Esto nos ayudará a determinar cuándo se necesita poner en marcha un plan adicional para mitigar o controlar los riesgos identificados.

Concluyendo, el proceso para evaluar el peligro consiste en identificar los posibles riesgos, analizar los escenarios, evaluar los riesgos identificados y valorarlos para tomar decisiones. Es fundamental utilizar métodos adecuados, como el cualitativo, semicualitativo o cuantitativo, dependiendo de las necesidades de la empresa. Estos métodos pueden ser complementarios y utilizados de forma simultánea para obtener resultados más precisos en el análisis de riesgos.

Los peligros más comunes en México

Según la información proporcionada, los peligros más comunes en México son los riesgos de trabajo. De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), se registraron en promedio 527,802 riesgos de trabajo por año en el periodo de 2008 a 2018. Estos riesgos de trabajo se dividen en accidentes de trabajo, accidentes en trayecto y enfermedades de trabajo. En promedio, ocurren 1,446 riesgos de trabajo por día en todo el territorio nacional.

Defunciones relacionadas con los riesgos de trabajo

Además, durante el mismo periodo, se registraron en promedio 1,364 defunciones por año como resultado de los riesgos de trabajo. Estas defunciones también se distribuyen en accidentes de trabajo, accidentes en trayecto y enfermedades de trabajo. Se podría decir entonces que ocurren 4 defunciones por día como resultado de los riesgos de trabajo.

No se proporciona información específica sobre los peligros más comunes en términos de actividades económicas, ocupaciones, actos inseguros o riesgos físicos. Sin embargo, es vital destacar que los riesgos de trabajo representan una preocupación significativa en México, ya que afectan la salud y la seguridad de los trabajadores en diferentes sectores y regiones del país.

Cómo mitigar los riesgos en México

La mitigación de riesgos es un proceso fundamental en la gestión y prevención de eventos negativos en México. Consiste en el desarrollo de opciones y acciones que permitan mejorar las oportunidades y reducir el impacto negativo o la probabilidad de ocurrencia de un evento en particular. Aunque es difícil eliminar por completo los riesgos, existen estrategias efectivas para mitigarlos y minimizar sus consecuencias.

Es relevante destacar que la evaluación de riesgos proporciona una clasificación basada en la probabilidad y el impacto negativo de los eventos. Estas categorías incluyen riesgos con bajo impacto y baja probabilidad de ocurrencia, así como riesgos con alto impacto y baja o alta probabilidad de ocurrencia. Conocer la causa raíz de cada riesgo es fundamental para determinar la estrategia adecuada a seguir.

Existen distintos métodos y estrategias para mitigar los riesgos en México. Uno de ellos es aceptar el riesgo, es decir, tener en cuenta la posibilidad de que ocurra y estar preparados para enfrentarlo. Otro enfoque es evitar o eliminar el riesgo, tomando medidas preventivas para reducir su probabilidad de ocurrencia. También es posible transferir el riesgo a través de contratos o seguros. Pero una de las estrategias más efectivas es la mitigación de riesgos, que consiste en implementar medidas específicas para minimizar el impacto de los eventos negativos.

Gobierno

El gobierno de México ha implementado diversas iniciativas para mitigar los riesgos en el país. Estas incluyen la implementación de políticas de seguridad y prevención, así como la promoción de la cultura de la gestión de riesgos en las empresas y la sociedad en general. Además, se han establecido programas de capacitación y asesoramiento para garantizar que las organizaciones estén preparadas y puedan tomar decisiones informadas para mitigar los riesgos.

Precauciones personales

A nivel personal, también es significativo tomar precauciones para mitigar los riesgos en México. Algunas medidas incluyen el mantenimiento de la seguridad en el hogar y en la calle, el cuidado de la salud y la adopción de comportamientos responsables. Además, es fundamental estar informados sobre los riesgos específicos de cada región y seguir las recomendaciones y medidas de prevención establecidas por las autoridades locales.

Cómo prevenir los peligros en México

La prevención de accidentes laborales en México es un tema de gran importancia. Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en México cerca de 4500 personas mueren a causa de accidentes laborales cada año, lo que representa un promedio diario de 12 muertes. El sector industrial es uno de los que más accidentes provoca, con cifras que ascienden a más del 60% del total de siniestros registrados en el país.

Para prevenir los peligros en México, se deben tomar medidas como:

  • Proporcionar un ambiente de trabajo seguro.
  • Informar y capacitar periódicamente a los trabajadores.
  • Revisar constantemente las políticas de seguridad.
  • Elaborar un plan de emergencia.
  • Utilizar adecuadamente la maquinaria y equipos.
  • Organizar los bienes y recursos dentro del lugar de trabajo.
  • Mantener la higiene laboral.
  • Utilizar equipos de protección individual.
  • Establecer un sistema de gestión de la seguridad y salud en el trabajo.

Las consecuencias de no prevenir los accidentes laborales son graves, tanto para las víctimas como para sus familias y para la empresa. Además del impacto emocional y económico, los costos directos e indirectos de los accidentes laborales en México son altos. Se estima que se pierden cerca de 60 mil millones de pesos anuales debido a los accidentes laborales.