¿Por qué se contagia el bostezo? Misterios y curiosidades en la vida cotidiana

por que se contagia el bostezo

Si hay algo que nos resulta familiar y, al mismo tiempo, extraño, es el bostezo contagioso. Todos lo hemos experimentado en algún momento: alguien bosteza y, casi como por arte de magia, nos vemos arrastrados a imitar ese gesto. ¿Qué provoca este curioso fenómeno?

Un enigma para la ciencia

El origen del bostezo y su función aún no están claros para la comunidad científica. Se han planteado diversas hipótesis, como la oxigenación del cerebro y la activación de ciertos grupos musculares, pero ninguna ha sido conclusiva.

Lo que sí es cierto es que no somos los únicos animales que bostezamos. Chimpancés, perros, y otros seres vivos también lo hacen. Aunque su verdadera razón siga siendo un enigma, algunas investigaciones sugieren que el bostezo puede tener efectos positivos en nuestras vidas, como mantenernos alerta.

Neuronas espejo y empatía

Una de las claves para entender por qué se contagia el bostezo es el papel de las llamadas neuronas espejo. Estas son células cerebrales que se activan cuando observamos a alguien realizar una acción, como bostezar. Se cree que estas neuronas están relacionadas con la empatía, es decir, nuestra capacidad de ponernos en el lugar del otro y comprender sus emociones.

Sin embargo, no todos nos contagiamos de los bostezos con la misma facilidad. Factores como la cercanía con la persona que bosteza o la edad pueden influir en nuestra propensión a imitar ese gesto. Es posible que haya, incluso, un componente genético en juego.

En el vientre materno

Un hecho sorprendente es que los fetos también bostezan en el útero. Aunque aún no sabemos por qué lo hacen, resulta fascinante pensar que esta práctica poco comprendida nos acompaña incluso antes de nacer.

Bostezos en los momentos más inesperados

¿Quién no ha bostezado justo después del orgasmo? Este es un claro ejemplo de que el bostezo no siempre está relacionado con el cansancio o el aburrimiento. Los científicos siguen intentando desentrañar sus misterios, pero sin duda es un fenómeno que va más allá de lo que, a simple vista, podríamos imaginar.

Investigación reveladora en la Universidad de Nottingham

Un equipo de científicos de la Universidad de Nottingham, en el Reino Unido, se ha propuesto explorar el contagio del bostezo en profundidad. Mediante técnicas de estimulación magnética transcraneal (TMS), analizaron la relación entre la base neural del bostezo y la excitabilidad motora. ¿El objetivo? Comprender mejor enfermedades como la epilepsia, la demencia, el autismo y el síndrome de Tourette, en las cuales el contagio del bostezo puede ser un síntoma.

Los resultados de esta investigación apuntan a que la región del cerebro responsable del contagio involuntario del bostezo es la corteza motora primaria. La excitabilidad cortical y la inhibición fisiológica del córtex motor primario determinan el grado de propensión al contagio del bostezo.

Voluntarios, bostezos y experimentos

El estudio se llevó a cabo con 36 adultos voluntarios, los cuales intentaron contener el contagio del bostezo mientras observaban clips de video de personas bostezando. La investigación demostró que, en realidad, la capacidad para resistir un bostezo es limitada, especialmente cuando alguien cercano a nosotros abre la boca desmesuradamente.

Así que, como se suele decir, no hay nada que podamos hacer para evitar un bostezo. Incluso leer repetidamente la palabra “bostezo” puede inducirnos a hacerlo.

Teorías y utilidad del bostezo

La oxigenación cerebral, la activación de ciertos músculos, la disminución de la temperatura del cerebro o simplemente mantenernos alerta son algunas de las teorías planteadas para explicar el propósito del bostezo. Sin embargo, ninguna de ellas ha sido confirmada de manera definitiva. Mientras tanto, el bostezo sigue siendo un misterio que nos acompaña a diario.

La conexión entre bostezos y enfermedades

El contagio del bostezo es una forma de lo que se conoce como ecofenómeno: la imitación automática de las palabras (ecolalia) y las acciones (ecopraxia) de otra persona. Estos fenómenos se presentan en enfermedades como la epilepsia, la demencia, el autismo o el síndrome de Tourette, caracterizado por tics físicos y vocales.

Entender el mecanismo detrás del contagio del bostezo podría permitir a los científicos desarrollar nuevos tratamientos personalizados para estas afecciones. La profesora Georgina Jackson de la Universidad de Nottingham explicó que el estudio busca reducir la excitabilidad motora en pacientes con síndrome de Tourette, potencialmente disminuyendo la prevalencia de los tics.

Un misterio cotidiano

Por ahora, la explicación de por qué bostezamos sigue siendo elusiva. El psicólogo Robert Provine lo expresó con gran acierto en 1986: “El bostezo puede tener el dudoso honor de ser, de entre todos los comportamientos humanos más comunes, el menos comprendido“.

Así que la próxima vez que bosteces y notes cómo alguien a tu lado imita ese gesto involuntariamente, recuerda que estás participando en un acto misterioso y fascinante que, hasta el momento, sigue siendo un enigma por desentrañar.