Adentrarse en el mercado laboral japonés como ingeniero implica una serie de retos y requisitos específicos, tal como revela Yunae, quien conversa con Nichi, una ingeniera que ha logrado establecerse en Japón. Nichi, especializada en Electrónica Industrial y Automática, comparte su experiencia transitando desde su llegada como estudiante hasta conseguir empleo en el ámbito de la programación, diseño de circuitos y robótica. Uno de los pilares fundamentales para su logro ha sido el dominio del idioma japonés, crucial para la integración y para superar barreras en el proceso de búsqueda de empleo. “Sé japonés, entonces creo que el no saber japonés dificulta mucho”, menciona Nichi, resaltando la importancia de la barrera idiomática.
Además, el cumplimiento de ciertos requisitos académicos resulta indispensable. Poseer una carrera universitaria se erige como un requisito no negociable para aspirar a una visa de trabajo. Según Nichi, “tener carrera universitaria es muy importante. Si no tienes carrera es que no vas a poder”, enfatiza, subrayando la rigidez del sistema frente a la formación profesional. Estas declaraciones desmitifican la creencia de que solo la pasión por el anime y la cultura japonesa pueda abrir puertas en Japón, poniendo en claro la necesidad de una sólida formación académica y competencias lingüísticas.
Requisitos para trabajar en Japón
Adentrarse en el mundo laboral japonés como ingeniero informático requiere más que solo habilidad y pasión por la tecnología. Según relata Roberto, un chileno que ha logrado establecerse en Japón, el dominio del idioma japonés es crucial. Aunque ya tenía conocimientos del idioma desde 2011, enfrentó dificultades al postularse a empleos debido a que “no fue suficiente para poder entrar a esta empresa”, refiriéndose a su primera tentativa fallida para ingresar al mercado laboral japonés. La visa de estudio se posiciona como un trampolín hacia la meta: obtenerla permite, eventualmente, cambiarla por una visa de trabajo, estrategia que Roberto implementó con éxito. Además, para los ingenieros informáticos específicamente, evidenciar la formación académica resulta imperativo. “Nuestra profesión es global“, asegura Roberto al destacar la demanda de profesionales en TI en Japón, lo cual implica que presentar credenciales académicas es un requisito ineludible para tramitar el cambio de visa de estudio a visa laboral y ser considerado para roles en el sector tecnológico.
Visas de trabajo en Japón para ingenieros
La entrada a Japón para ingenieros implica un proceso que comienza mucho antes de pisar territorio nipón. Empieza con la elección correcta de la visa de trabajo. Alcanzar el estatus de residente permanente suele llevar una década, aunque los profesionales extranjeros altamente calificados pueden lograrlo en menos tiempo. La clave es tener una oferta de trabajo en mano para iniciar el trámite.
Entre las categorías más relevantes de visas se encuentra la Ingeniero/Especialista en humanidades/Servicios internacionales, abarcando desde profesores de inglés hasta expertos en tecnología de la información. La obtención de un Certificado de Elegibilidad (COE) por parte de la Agencia de Servicios Migratorios figura como el paso inicial imprescindible para la emisión de la visa. “Si no puedes obtener el COE, no te darán la visa,” constituye una realidad ineludible en este procedimiento.
El proceso de solicitud no termina con la visa; continuarás al llegar a Japón, donde deberás obtener tu tarjeta de residencia y mantenerla actualizada. No solo es un documento legal necesario, sino tu boleto de entrada y salida del país. Este exhaustivo proceso asegura que solo aquellos comprometidos y preparados atraviesen las puertas hacia el empleo en Japón.
Ingenieros en la Cultura Laboral de Japón
Adentrarse en la cultura laboral japonesa significa comprender una serie de prácticas y expectativas estrictas, particularmente para los ingenieros provenientes del extranjero. Uno de los aspectos más destacados es el tratamiento de las horas extra. En Japón, es común que los salarios incluyan el pago por 20 a 30 horas extra mensuales, no como una opción, sino como una obligación. “Si mal no recuerdo, no puedes trabajar más de 100 horas extra por mes, y conozco a gente que llega a esas 100 horas y los mismos jefes le dicen que ya se vaya a su casa, porque si no, se meten en problemas legales”, explica un ingeniero quien ha experimentado de primera mano este aspecto de la cultura laboral japonesa. Esta situación no solo refleja la intensidad del compromiso laboral esperado sino que también vincula directamente las largas jornadas de trabajo con las problemáticas de salud vinculadas al exceso laboral.
La implicación de horas extra preestablecidas en los salarios va más allá del simple hecho de trabajar más; revela una cultura laboral donde la dedicación absoluta a la empresa y la contribución al trabajo colectivo se valoran sobre el bienestar individual. Esto plantea desafíos particulares para los ingenieros extranjeros acostumbrados a marcos laborales donde el equilibrio entre vida personal y trabajo es prioritario. Adaptarse a estas normas puede ser un proceso arduo, demandando un compromiso que va más allá de las capacidades técnicas y adentrándose en el terreno de la resiliencia y la flexibilidad cultural.