En las profundidades de nuestra historia, el Himno Nacional Mexicano ha sido un componente fundamental para el sentido de pertenencia e identidad nacional. La historia de esta magnífica pieza es tan apasionante como los versos y melodías que nos unen a lo largo y ancho de México.
El viaje hacia el Himno
Antes de que nuestro actual Himno Nacional viera la luz, existieron diversos intentos de dotar a México de un himno que representara la grandeza de nuestra patria. Me parece increíble pensar que, en algún momento, nuestra nación estuvo acompañada por melodías que, aunque nobles, no han perdurado en el tiempo como la obra maestra que ahora nos identifica.
Desde la Marcha Real y la Marcha Granadera, pasando por los himnos de Juan Torrescano en 1821 y de Eusebio Delgado en 1844, México buscaba ansiosamente un símbolo sonoro que pudiera ser entonado por las generaciones venideras.
El llamado a la creación
Finalmente, en 1853, el entonces presidente Antonio López de Santa Anna convocó a un concurso para elegir las letras y la música del futuro Himno Nacional. Fue en ese momento cuando Francisco González Bocanegra, un poeta orgullosamente potosino, escuchó el llamado del destino y escribió la letra que hoy en día canta todo México.
Contaré una anécdota personal. Hubo una vez, caminando por el centro histórico de la Ciudad de México, cuando me detuve frente a una casa ubicada en la calle Tacuba número 48. Al leer el letrero de “Aquí se escribió el Himno Nacional Mexicano”, me di cuenta de que había llegado al lugar donde Bocanegra tuvo su legendario brote de inspiración.
El músico detrás de la melodía
Con la letra del Himno nacional ya en sus manos, México necesitaba a alguien que le diera vida con su música y fue entonces cuando el compositor español, Jaime Nunó, asumió el reto de musicalizar la obra de Bocanegra en 1854. Los últimos intentos se habían olvidado, pero el destino quiso unir a estos dos genios en la creación de un símbolo inolvidable.
La primera vez que se escuchó
Una fecha que siempre recuerdo con cariño es el 15 de septiembre de 1854, día en que el Himno Nacional Mexicano fue interpretado por primera vez en el entonces Teatro Nacional, hoy Palacio de Bellas Artes.
Imagino el ambiente de aquella noche, en la que la canción que hoy nos llena de emoción y patriotismo, se estrenó con la dirección del músico italiano Giovanni Bottesini. Me pregunto si habrán sentido lo mismo que sentimos nosotros al entonar sus notas por primera vez.
Jaime Nunó: más que solo un músico
No puedo dejar de mencionar el legado que dejó Jaime Nunó en nuestra cultura, un músico excepcional, que además de componer la melodía del Himno, dejó un sinfín de obras maestras entre misas, motetes y piezas de música de cámara. Incluso en 2012 se publicó un libro llamado “Más allá del Himno Nacional”, un tributo a su labor y a los secretos que rodean su vida.
Los cambios en el Himno Nacional
Para mantenerlo vivo y actualizado, el Himno Nacional Mexicano ha pasado por diversas transformaciones. Algo que siempre me ha llamado la atención es que, en sus orígenes, contaba con 10 estrofas, pero desde 1943 se redujo a las cuatro estrofas de ocho versos cada una que conocemos hoy en día.
La música por otro lado, aunque Jaime Nunó no fue bien recibido por todos en un principio debido a su origen español, ha sido capaz de trascender las épocas y mantenerse como la melodía que acompaña a las letras de Bocanegra.
Traducciones e inclusión
Un aspecto significativo en la historia del Himno Nacional es la autorización de traducciones para las comunidades indígenas. Esto demuestra que el Himno Nacional Mexicano es un símbolo incluyente, dispuesto a adaptarse y unir a todos los pueblos del país.
Conclusión: pasado, presente y futuro del Himno Nacional
Así, con el paso del tiempo, hemos sido testigos del cambio y evolución de nuestro Himno Nacional, que aún hoy en día, sigue siendo un referente de identidad y orgullo. Ya sean anécdotas personales, eventos históricos o la simple vivencia de escucharlo en una ceremonia escolar, cada uno de nosotros ha tejido una conexión única con esta pieza musical.
Y me gusta imaginar qué esconde el futuro para el Himno Nacional Mexicano y cómo las próximas generaciones seguirán entonando con emoción esta canción que nos recuerda quiénes somos y de dónde venimos. Porque, al final, cada vez que entonamos nuestro Himno, estamos recordando y celebrando el esfuerzo, el coraje y la pasión de aquellos que, como Francisco González Bocanegra y Jaime Nunó, contribuyeron a forjar nuestra identidad nacional. ¡Viva México!