La resistencia durante la Independencia de México sobresale como elemento crucial en el éxito de este movimiento revolucionario. A lo largo de las cuatro etapas que Mario Carreón describe, es palpable cómo la perseverancia y la determinación de los insurgentes marcaron la diferencia. Especialmente en la tercera etapa, después de la muerte de José María Morelos, cuando “se crea un gran vacío en el mando del grupo insurgente” y, contra todo pronóstico, figuras como Vicente Guerrero mantuvieron la resistencia.
Este periodo se caracteriza por un “gran desorden” y, técnica y estratégicamente, parecía que la corona española había retomado el control; sin embargo, la resiliencia de pequeños grupos de insurgentes bajo el mando de líderes resistentes, como Guerrero, demostró ser un pilar fundamental para la continuidad y eventual éxito de la guerra de independencia. Mario Carreón resalta, “Este periodo acaba en febrero de 1821, con la firma del trascendental plan de Iguala“, un momento decisivo que no hubiera sido posible sin la firme resistencia de estas partidas insurgentes. Esta tenacidad es un testimonio de la importancia de la perseverancia frente a la adversidad, un legado que la historia de la Independencia de México deja para las futuras generaciones.
En palabras de Carreón, “con la muerte del siervo de la nación, fusilado en Ecatepec… se crea un gran vacío en el mando del grupo insurgente”. Este momento de aparente debilidad se transformó en una fuerte demostración de la relevancia de la resistencia, subrayando que, incluso en los momentos de mayor desorden y desesperanza, el espíritu de lucha y la determinación pueden pavimentar el camino hacia la victoria y la libertad.
El Anhelo de Libertad y la Gestación de la Independencia Mexicana
En los tejidos de la historia de México, el anhelo de libertad en la Independencia de México palpita como el corazón de su proceso emancipador. Un deseo ardiente de quebrar las cadenas del colonialismo español, forjó no solo un movimiento, sino un espíritu que trasciende hasta nuestros días. Es imposible disociar la gesta independentista de México del contexto global que influyó en su desarrollo. La invasión napoleónica en Europa y la difusión de las ideas de libertad y justicia gestaron un caldo de cultivo donde florecerían los anhelos de emancipación.
La lucha por la independencia se nutre de un espíritu que cuestiona y desafía el status quo. Según Arturo Gálvez Medrano, profesor e investigador, en su obra publicada en “Argumentos (México, D.F.)”, vol.22 no.60, “la lucha contra el colonialismo y los falsos valores que éste hizo prevalecer durante 300 años, colocaron en calidad de locos a todos aquellos que se atrevieron a desafiar el orden establecido”. Este fragmento resuena con el coraje de aquellos patriotas que, al ser tildados de locos, no hicieron sino avivar las llamas de una revolución que buscaría redefinir el concepto de nación y pertenencia. La emancipación se convirtió en el pilar donde reposarían los ideales de igualdad y justicia, principios universales que deberían permear en cada rincón de la sociedad mexicana.
El anhelo de libertad, más que un simple deseo, fue el motor que impulsó a hombres y mujeres a sacrificarlo todo por una nación libre, soberana, que encontró en los escritos y acciones de sus mártires las bases de su identidad. El legado de estos héroes, consagrados en la memoria colectiva, nutre hasta hoy el espíritu de un México que sigue luchando por la justicia y la igualdad para todos sus habitantes.
¿Qué pasó en la resistencia durante la Independencia de México?
El periodo de resistencia durante la Independencia de México, descrito por el Profe Carlos Chaves, especialista en Historia, Geografía, Estudios Sociales y Educación Cívica, revela una cronología de desafíos y reorganización constante entre las fuerzas insurgentes. Desde la conspiración de Querétaro en 1800, pasando por la emblemática arenga de Miguel Hidalgo en 1810, hasta la entrada triunfal del Ejército Trigarante a la Ciudad de México en 1821, la lucha por la independencia mexicana se caracterizó por sus altibajos y la capacidad de resurgimiento tras las adversidades.
“En 1811, en el puente de Calderón caen derrotados indios y campesinos y apresan a Hidalgo”, un evento que marca no solo un momento de derrota sino también el inicio de una serie de reagrupaciones y esfuerzos renovados liderados por figuras como José María Morelos, Francisco Javier Mina, Mier y Terán, y Vicente Guerrero, quienes no cejaron en su empeño por la libertad de México. La proclamación de independencia en septiembre de 1821, después del triunfo del Ejército Trigarante, culmina este periodo de resistencia, exhibiendo la determinación y el sacrificio de aquellos que lucharon por un México soberano.
El Impacto de la Independencia de México en la Libertad
La batalla por la independencia, más que un conjunto de eventos militares, representó el deseo vehemente de un pueblo por alcanzar su libertad y autodeterminación. Este esfuerzo culminó en una transformación profunda de la estructura social y política de lo que hoy conocemos como México. El impacto no se limitó a la mera expulsión de los colonizadores españoles, sino que sentó las bases para una nación soberana en la que sus habitantes tendrían, al menos en teoría, el poder de decidir su destino.
“La libertad, cuando comienza a echar raíces, es una planta de rápido crecimiento,” apuntaba George Washington. En el contexto mexicano, este crecimiento se manifestó en la abolición de muchas restricciones coloniales, permitiendo el surgimiento de nuevas ideas políticas y sociales. La independencia abrió el camino hacia la construcción de un Estado-nación, en el que la idea de libertad se convirtió en un pilar fundamental. Aunque este proceso estuvo lejos de ser inmediato o perfecto, representó un punto de no retorno hacia la búsqueda de una sociedad más libre y justa.
Importancia actual del movimiento de Independencia de México
La solemne gesta que desató el movimiento de Independencia de México no solo fracturó los grilletes del dominio español, sino que también cinceló los cimientos de la nación mexicana. Este sublime acontecimiento, más allá de ser una mera efeméride, resurge en el presente como un testimonio inquebrantable de la voluntad de un pueblo por autodeterminarse y moldear su destino.
En la actualidad, el movimiento de Independencia se erige como un faro de identidad nacional, robusteciendo el sentimiento de pertenencia entre los mexicanos e impulsando la valoración de un legado cultural y político propios. Constituye, de igual forma, un recordatorio perenne de la lucha por la justicia y la igualdad, ideas que, aunque en diferentes contextos, siguen siendo relevantes en la búsqueda incansable del bienestar social.