El cambio climático representa uno de los desafíos más importantes a nivel global en el ámbito del trabajo, y su impacto se extiende a múltiples sectores económicos. La actividad económica y social de muchos sectores en todos los continentes se ven afectados por el cambio climático, y algunos, como la agricultura, la ganadería, el sector energético y el turismo, son especialmente vulnerables a sus efectos.
Los sectores y empleos afectados por el cambio climático
En el caso de la agricultura y la ganadería, el calentamiento global afecta los rendimientos de las cosechas y la gestión ganadera, así como en la elección de lugares de producción. Además, en el sector energético, tanto la oferta como la demanda se ven afectadas por las condiciones climáticas extremas. En cuanto al turismo, el aumento de la temperatura y la desaparición de la cubierta de nieve pueden tener consecuencias graves en este sector, especialmente en países como España, uno de los Estados europeos más vulnerables al cambio climático.
El cambio climático provoca pérdida de empleos y cohesión social, especialmente en regiones como América Latina y el Caribe, donde impacta de manera directa e indirecta en los mercados laborales. Ejemplo de ello es la situación de los agricultores de América Central, que se ven obligados a cambiar de cultivos debido al calentamiento global y la alteración del clima local. También el blanqueamiento de los arrecifes de coral amenaza la subsistencia de miles en áreas costeras de la región, y el aumento del nivel del mar obliga a millones de personas a reubicarse.
La respuesta de las organizaciones internacionales y la transición justa
La OIT (Organización Internacional del Trabajo) trabaja activamente en el tema del cambio climático en relación a su impacto en el trabajo y la dimensión social del mismo, emitiendo recomendaciones y ofreciendo recursos acerca de la importancia del cambio climático en el empleo. Además, promueve la coherencia política entre ambos temas y estudios de caso sobre cooperativas de energía y manuales para apoyar la adaptación al cambio climático.
En este sentido, se plantea la necesidad de una transición justa hacia una economía baja en emisiones de gases de efecto invernadero que maximice las oportunidades de prosperidad económica, justicia social, derechos y protección social para todos. Dicha transición implica un cambio hacia economías inclusivas y con bajas emisiones de carbono, así como la creación de nuevos empleos en producción ecológica.
Desde el Parlamento Europeo, se ha propuesto el Pacto Verde Europeo, que prevé la reducción de gases de efecto invernadero, la descarbonización de la energía y la transformación al uso de energías limpias y renovables. En el caso de España, la Estrategia de Transición Justa garantiza un tratamiento equitativo y solidario para trabajadores y territorios en la transición hacia una economía baja en emisiones de gases de efecto invernadero.
Los retos de la transición justa y los derechos laborales
La transición justa plantea importantes retos, como el de combinar la modificación de las normas con el respeto a los derechos sociales para conseguir un modelo de desarrollo sostenible y un trabajo decente. Es necesario tener en cuenta los derechos laborales en la transición hacia una economía más sostenible, y aunar la sostenibilidad y la protección laboral, tal y como demanda la OIT.
La nueva industria debe ser sostenible en sus procesos y productos, y socialmente sostenible, apostando por trabajos dignos. Esto implica que la prestación de servicios realizados por las personas trabajadoras no debe contribuir a la degradación medioambiental, ni tampoco las actuaciones empresariales deben menoscabar la dignidad de las condiciones laborales.
El futuro del empleo en un mundo afectado por el cambio climático
A pesar de los retos que impone el cambio climático en el empleo, existen oportunidades para la creación de nuevos empleos y garantizar los existentes. Las medidas para frenar el cambio climático pueden generar empleo en sectores ecológicos, como la energía renovable, y contribuir a la transición hacia una economía más verde y sostenible.
Los cambios en los modos y maneras de producir también pueden crear oportunidades de empleo, especialmente si se logra combinar la sostenibilidad y la protección laboral, como demanda la OIT. En el futuro, será necesario apostar por trabajos verdes y decentes que no contribuyan a la degradación medioambiental ni menoscaben las condiciones laborales dignas.
Conclusiones y próximos pasos
La relación entre el cambio climático y el empleo es estrecha y compleja, pero también representa una oportunidad para repensar la manera en que nuestras sociedades y economías funcionan. A través de una transición justa hacia un futuro más sostenible, es posible generar empleo digno y respetuoso con el medio ambiente, y promover la prosperidad económica y la justicia social.
A medida que el cambio climático continúa avanzando, es fundamental que las políticas y acciones a nivel global, regional y local reflejen esta necesidad de combinar la sostenibilidad y la protección laboral. Así, podremos enfrentar adecuadamente este desafío y lograr un futuro más próspero y justo para todos.