La biodiversidad se refiere a la cantidad, variedad y variabilidad de los organismos vivos en nuestro planeta. Es la riqueza de la vida que existe en todos los niveles de organización biológica, desde bacterias hasta plantas y animales. Esta diversidad puede observarse tanto en tierra como en agua e incluye la diversidad dentro de las especies, entre especies y entre ecosistemas. La biodiversidad no solo se trata de la diversidad de especies, sino que también abarca su variabilidad genética, los ecosistemas y paisajes que habitan y los procesos ecológicos y evolutivos que se dan a cada nivel.
Un poco de historia: ¿quién acuñó el término biodiversidad?
El concepto de biodiversidad se acuñó en 1985 por el entomólogo Edward O. Wilson en el Foro Nacional sobre la Diversidad Biológica de Estados Unidos. Desde entonces, el término ha adquirido gran relevancia y se ha convertido en un pilar fundamental para la conservación y el uso sostenible de los recursos naturales en todo el mundo.
La importancia de la biodiversidad
La biodiversidad es esencial para mantener el equilibrio y la vida en los ecosistemas, ya que sustenta los servicios ecológicos que necesitamos para sobrevivir, como agua potable, medicamentos, alimentos y seguridad. Además, la biodiversidad tiene un papel clave en la variedad de recursos genéticos de cultivos, lo que permite a los seres humanos aprovechar la variabilidad genética de varias especies y crear diferentes razas por medio de la selección artificial.
La pérdida de biodiversidad tiene efectos negativos sobre la seguridad alimentaria, la vulnerabilidad ante desastres naturales, la seguridad energética, el acceso al agua limpia y a las materias primas, afectando también a la salud y las relaciones sociales. Por otro lado, la degradación de los servicios de los ecosistemas afecta especialmente a la población más pobre, lo que podría frenarse considerablemente si se tuviera en cuenta el valor económico total de dichos servicios a la hora de tomar decisiones.
La biodiversidad en peligro: la actividad humana y sus consecuencias
Prácticamente todos los ecosistemas de la Tierra han experimentado una transformación radical fruto de la mano del hombre. La actividad humana ha acelerado el ritmo de extinción al menos cien veces respecto al ritmo natural. Como resultado, estamos presenciando una pérdida de plantas y animales en número y extensión. Según el Informe Planeta Vivo 2018 de WWF, las poblaciones globales de mamíferos, peces, aves, reptiles y anfibios han disminuido 60%, en promedio, desde 1970 debido a la sobreexplotación de los océanos, deforestación, contaminación de agua y la crisis climática.
Uno de los centros de biodiversidad más importantes del mundo, como Borneo, está siendo presionado por intereses internacionales de gran escala para extraer recursos naturales de la isla, causando deforestación, arrasando con bosques para las plantaciones de aceite de palma y cazando plantas y animales en el mercado negro. En Borneo, más de 1,400 especies distintas de animales y al menos 15,000 especies de plantas conviven en el entorno natural. En solo 40 años, el 30% de los bosques de Borneo ha desaparecido y en los últimos 20 años se ha perdido la mitad de todos los orangutanes de Borneo.
Organizaciones que luchan por la biodiversidad
Organizaciones como WWF trabajan en Borneo y otros lugares del mundo para abordar las amenazas de la deforestación ilegal, además de colaborar con empresas para garantizar que sus productos sean obtenidos de manera responsable e involucrar a gobiernos y comunidades locales en la creación de áreas protegidas.
¿Se puede recuperar la biodiversidad?
A pesar del panorama desalentador, la biodiversidad tiene la capacidad de recuperarse si se disminuye la presión y se administra bien los recursos. La conservación y utilización sostenible de la biodiversidad es una forma de preservar la estabilidad de los ecosistemas de los cuales obtenemos los servicios esenciales para el desarrollo humano.
Es responsabilidad de todos, desde gobiernos hasta ciudadanos, tomar medidas para frenar la pérdida de biodiversidad y contribuir a su recuperación. Cada pequeña acción cuenta, como plantar árboles, reducir el uso de plástico, consumir productos sostenibles y respetar los ecosistemas en los que vivimos. Al final, como un famoso dicho asegura: “La Tierra no es herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos”