La desertificación es un proceso de degradación de las tierras en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas. Este fenómeno ocurre como resultado de diversos factores climáticos y humanos, afectando de manera persistente a los ecosistemas de las tierras secas y, por ende, a la vida de millones de personas.
La desertificación como uno de los principales problemas ambientales del planeta
Grandes zonas del planeta se están desertificando a un ritmo acelerado a consecuencia de la actividad humana y del cambio climático. Esta situación representa uno de los principales problemas ambientales a nivel mundial, ya que pone en riesgo la estabilidad de los ecosistemas terrestres y la supervivencia de múltiples especies que cohabitan en ellos. Además, la deforestación y la sobreexplotación de los acuíferos aceleran la desertificación, disminuyendo la disponibilidad de recursos vitales como el agua y el suelo fértil.
Las alarmantes cifras de la desertificación
Se estima que, cada año, desaparecen más de 24,000 millones de toneladas de suelo fértil debido a la desertificación. En la actualidad, dos tercios de la Tierra están inmersos en un proceso de desertificación y, de no tomar medidas, en 2050 se perderán 1.5 millones de km2 de tierras agrícolas. Estas cifras son verdaderamente impactantes, y si no hacemos algo pronto, podrían convertirse en la trama de una película apocalíptica… ¡pero sin la palomitas y los refrescos!
Diferencias entre desertización y desertificación
Es importante no confundir la desertización con la desertificación: en la primera, las causas del deterioro son estrictamente naturales, mientras que en la segunda, las actividades humanas son un componente determinante. En otras palabras, la desertificación es como un pastel que se nos está quemando porque no hemos estado pendientes de la temperatura y el tiempo de horneado, mientras que la desertización es simplemente el producto de la naturaleza y sus variaciones.
Actividades humanas que impulsan la desertificación
Entre las principales actividades humanas que promueven la desertificación se encuentran la deforestación, las malas prácticas agrícolas, la sobreexplotación de recursos naturales y las malas prácticas ganaderas. Todos estos factores contribuyen a la pérdida de biodiversidad, la inseguridad alimentaria y la disminución de masa forestal, agravando la situación de la desertificación.
El impacto de la desertificación en la vida de las personas
La vida de 250 millones de personas ya se ve afectada directamente por la desertificación, mientras que hasta 135 millones podrían verse obligadas a desplazarse en 2045 como consecuencia de este fenómeno. Por si fuera poco, la desertificación también impacta en el medio de vida de millones de personas que habitan en tierras secas, especialmente aquellos en situación de pobreza.
Objetivos de Desarrollo Sostenible y la lucha contra la desertificación
Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) aprobados por la ONU se encuentra el ODS 15 (Vida de ecosistemas terrestres), que busca proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar de manera sostenible los bosques, detener e invertir la degradación de las tierras, combatir la desertificación y frenar la pérdida de biodiversidad. A pesar de que el avance en estos objetivos ha sido lento, la adopción de medidas concretas y la inversión en proyectos sostenibles representan un paso importante en la lucha contra la desertificación.
La vulnerabilidad de las tierras secas
En el año 2000, cerca de 2,000 millones de personas vivían en las tierras secas, que representan aproximadamente un 41% de la superficie terrestre del planeta. Estos ecosistemas se caracterizan por estar limitados en cuanto a la disponibilidad de agua, lo que los hace especialmente vulnerables a los efectos del cambio climático y la sobreexplotación de recursos.
Algunas de las zonas más propensas a la desertificación son las tierras secas subsaharianas y centroasiáticas, donde se enfrentan a mayores desafíos para mantener sus recursos naturales en equilibrio y satisfacer las necesidades básicas de sus poblaciones.
La importancia de la lucha contra la desertificación
La lucha contra la desertificación es fundamental para preservar y recuperar la calidad de vida en las zonas afectadas por este fenómeno, así como para garantizar la sostenibilidad y el equilibrio de los ecosistemas terrestres. A través de actividades que promuevan el aprovechamiento sostenible e integrado de las tierras, se buscan prevenir y reducir la degradación de las mismas, rehabilitar áreas parcialmente degradadas y recuperar tierras desertificadas.
El papel de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CLD)
La Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CLD) es un organismo que tiene como objetivo coordinar e impulsar las acciones para combatir este fenómeno a nivel internacional. La CLD define la desertificación como “la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas“, lo que nos ayuda a entender mejor la situación y trabajar en soluciones más eficientes.
Conclusiones
La desertificación es un problema ambiental que nos afecta a todos, y es momento de que cada uno de nosotros asuma la responsabilidad de enfrentarlo. Es necesario que las comunidades, empresas y gobiernos adopten prácticas sustentables y promuevan acciones para combatir la desertificación y proteger el entorno natural. Después de todo, como dicen por ahí: “Si el planeta fuera un pastel, lo último que querríamos es que se convirtiera en un pastel desértico.”