En los últimos 10 años, la población mundial ha crecido un 2,8%. Este crecimiento demográfico plantea un gran desafío en la gestión sostenible del agua, ya que implica un mayor consumo humano y comercial, actividades agrícolas e industriales, y producción energética y de alimentos, todos ellos procesos que requieren de grandes cantidades de agua dulce.
Además, actualmente 2,300 millones de personas en el mundo no tienen acceso a agua potable, un recurso fundamental para la vida y el desarrollo económico y social. Es por eso que las Naciones Unidas han decretado el derecho al agua potable y saneamiento como un derecho humano fundamental. ¡Es hora de tomar conciencia sobre este valioso líquido! Parafraseando a Benjamín Franklin, “no conocerás el valor del agua hasta que el pozo esté seco”.
El agua dulce en la Tierra y las dificultades para su aprovechamiento
Sabemos que el agua cubre el 71% de la superficie terrestre, pero ¿cuánta de ella es apta para nuestro consumo? Solo el 2,5% del agua en la tierra es dulce y, por lo tanto, es susceptible de ser utilizada en el día a día. De ese total, solamente el 3.5% del agua en ríos y lagos es apta para el consumo humano. Aunque parezca increíble, el agua que podemos consumir es como la guarnición de un platillo típico mexicano: deliciosa pero escasa.
Gestión sostenible del agua: en busca del equilibrio
Para garantizar el acceso al agua potable, es necesario plantear estrategias de gestión sostenible del agua. La gestión sostenible implica recuperar el equilibrio entre el consumo y la renovación natural, y contar con un sistema de planificación y gestión adecuado. También deben implementarse acciones que permitan proteger y restablecer los ecosistemas relacionados con el agua, ya que un uso excesivo del agua y el uso de productos químicos en las industrias han causado el deterioro de los ecosistemas acuáticos y terrestres.
Reparto del agua y la necesidad de atender las demandas globales
El reparto del agua se divide entre agricultura, industria y uso doméstico, pero no se presta atención a las necesidades mundiales. La huella hídrica se define como el volumen total de agua dulce utilizada para la producción de bienes y servicios, y es fundamental para llevar a cabo una gestión consciente de este recurso. Al igual que Batman y Robin, el agua y la humanidad deberían ser un dúo inseparable, trabajando juntos por el bienestar del planeta.
La ONU y sus objetivos en la lucha por el acceso al agua
La protección y el consumo sostenible del agua es uno de los pilares de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. Estos objetivos establecen metas concretas para garantizar el acceso universal y equitativo al agua potable y saneamiento para todos, mejorar la calidad del agua, fomentar el uso eficiente de los recursos hídricos, e implementar la gestión integrada de los recursos hídricos a todos los niveles, entre otros. La fecha límite para el cumplimiento de estos objetivos es el 2030.
Apostando por proyectos sostenibles: casos de éxito en la gestión del agua
Organizaciones y empresas comprometidas con el cuidado del medio ambiente han puesto en marcha proyectos orientados a mejorar la gestión del agua y la protección del entorno. Por ejemplo, Augas de Galicia ha desarrollado proyectos sostenibles como Innovaugas 4.0, que busca gestionar de forma integrada el agua, respetando el medio natural y atendiendo al cambio climático. También está AQUALITRANS, un proyecto de mejora de la eficiencia energética en el proceso de depuración de aguas residuales en Galicia, iniciado en 2014.
Otro caso es Iberdrola, que controla exhaustivamente el uso y consumo específicos del agua. Está posicionada como una de las utilities con mejor productividad de agua, y tiene como objetivo reducir la intensidad de uso del agua/producción en un 50% hasta 2030 respecto de la cifra de 2019. ¡La constancia y el esfuerzo hacen al maestro, y estos proyectos son ejemplos a seguir!
¿Qué podemos hacer en casa para colaborar en la conservación del agua?
El cuidado del agua no es solo responsabilidad de las industrias o los gobiernos; también podemos colaborar desde casa con pequeños gestos que marquen la diferencia. Ahorrar agua es posible cerrando el grifo mientras nos cepillamos los dientes, evitando los baños y reutilizando el agua. Además, podemos apoyar el uso de energías renovables para la producción de agua caliente o cuidar la correcta eliminación de productos químicos. Como dice el refrán, “el que ahorra, no le falta”. Y en este caso, no solo nos beneficiamos nosotros, sino también nuestro planeta.
En conclusión: un reto global con la responsabilidad de todos
El agua es un recurso vital en constante amenaza debido a la contaminación, el cambio climático y la creciente demanda de una población mundial en aumento. La gestión sostenible del agua no solo es esencial para garantizar el acceso a este recurso, sino también para proteger la biodiversidad y asegurar el desarrollo de las comunidades.
La ONU ha establecido objetivos ambiciosos para el 2030, pero es responsabilidad de todos colaborar en su cumplimiento. Somos cada gota que forma parte del océano, y juntos podemos marcar la diferencia en la conservación de nuestro recurso más preciado: el agua. ¡La unión hace la fuerza, y está en nuestras manos garantizar el futuro del agua en nuestro planeta!