Últimamente, México ha enfrentado desastres naturales como deslizamientos de tierra y derrumbes debido a condiciones climáticas extremas. Uno de los casos más recientes es el del Cerro del Chiquihuite en la Ciudad de México, donde cuatro personas murieron por los desprendimientos de rocas y tierra.
El crecimiento urbano y el cambio climático: una combinación peligrosa
Si bien los desastres naturales siempre han existido, la situación actual se ve agravada por el crecimiento urbano desmedido y la problemática del cambio climático. Ambos factores están llevando a la ocurrencia de eventos climáticos extremos con mayor frecuencia e intensidad.
En la década de 2010-2019, las lluvias extremas casi se duplicaron con respecto al periodo anterior. Por si fuera poco, dos de las tres temporadas de huracanes más activas del océano Atlántico se produjeron en los últimos dos años. Esto no solamente afecta directamente a la población, sino también al medio ambiente y a la economía del país.
El impacto en las familias mexicanas
El caso del Cerro del Chiquihuite es solo un ejemplo de cómo estos eventos afectan a la población. Más de 140 familias se vieron obligadas a reubicarse debido a los desprendimientos ocurridos. Por otro lado, las precipitaciones extremas, causadas en gran medida por factores humanos, concentran su impacto en áreas más vulnerables, lo cual agrava la situación.
Desde el año 2000, el 92% de las declaratorias de desastres, emergencias y contingencias climáticas de México y el 78% de los daños causados por desastres naturales han sido hidrometeorológicos. Esta realidad también se refleja en el incremento de alertas por deslizamientos de tierra, que han alcanzado su punto más alto en una década.
Responsabilidad gubernamental y corrupción
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha prometido reubicar a las familias afectadas por el incidente del Cerro del Chiquihuite y señala que la corrupción en gobiernos anteriores llevó a la venta de terrenos en áreas peligrosas. De acuerdo a Rafael Marín, Director General de Análisis de Riesgos de Protección Civil de CDMX, las alcaldías y municipios tienen el derecho de otorgar el uso de suelo y dar permisos de construcción en zonas no seguras.
Pero, ¿hasta qué punto es responsabilidad del gobierno enfrentar esta problemática y garantizar la seguridad de la población? Ante la creciente amenaza del cambio climático, ¿es suficiente con reubicar a las familias, o se necesitan también medidas preventivas y cambios profundos en la planificación urbana y ambiental?
La emergencia climática y las personas desplazadas
Además de la ciudadanía en general, hay grupos de población especialmente vulnerables, como las personas refugiadas, desplazadas internas y apátridas. Estas personas suelen vivir en zonas difíciles y sin recursos para adaptarse al entorno. El cambio climático no sólo provoca la reubicación involuntaria de estas personas, sino que también hace cada vez más difícil su retorno a sus lugares de origen.
Es necesario actuar para resistir la creciente violencia provocada por la crisis climática. Organizaciones como ACNUR desempeñan un papel crucial en este sentido, brindando asistencia y protección a personas desplazadas por los efectos del cambio climático, y ayudándolas a ser resilientes ante futuros desastres.
El desafío de enfrentar la vida en un clima cambiante
Cada año, más de 20 millones de personas tienen que abandonar sus hogares y trasladarse a otros puntos de su país debido a la creciente intensidad y frecuencia de eventos climáticos extremos. El Pacto Mundial sobre los Refugiados aborda la inquietud de que el clima, la degradación ambiental y los desastres naturales interactúan cada vez más con las causas detrás de los desplazamientos de refugiados.
Ante este panorama, organizaciones como ACNUR y gobiernos de todo el mundo deben trabajar en conjunto para luchar contra el impacto desproporcionado de la emergencia climática y apoyar medidas de prevención, preparación y protección a comunidades y hábitats naturales.
Sugerencias para enfrentar los deslizamientos de tierra
Los deslizamientos de tierra y aludes de barro pueden ocurrir durante lluvias torrenciales o incluso tras sequías, terremotos o erupciones volcánicas. A continuación, ofrecemos algunas sugerencias para enfrentar estos fenómenos de manera responsable y segura:
- Investigar: Conocer si ya han ocurrido deslizamientos de tierra o aludes de barro en la zona.
- Comunicarse con autoridades locales: Para conocer los planes de emergencia y evacuación de la zona.
- Elaborar planes de emergencia: Tener preparados planes de evacuación tanto para la familia como para el negocio.
- Considerar mudarse: Si se vive en un área propensa a los deslizamientos de tierra, tal vez sea prudente buscar otro lugar más seguro.
La lucha contra los efectos del cambio climático es un reto global que sólo podrá enfrentarse mediante la colaboración y el compromiso de todos los actores involucrados. Como ciudadanos, también es nuestra responsabilidad informarnos y adaptarnos a las condiciones cambiantes de nuestro planeta, contribuyendo así a la construcción de un futuro más seguro y sostenible.