El desafío político y social frente al cambio climático en México

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Antes de adentrarnos en la situación mexicana, es importante destacar el Decreto No. 269-15 de la Política Nacional de Cambio Climático en España. Este decreto resalta el derecho a la información y participación ciudadana, impulsando medidas como la capacitación y sensibilización respecto a los temas del cambio climático. Así, se busca que todos los ciudadanos se involucren en acciones de adaptación y mitigación para enfrentar estos desafíos, no solo en España sino en todo el mundo.

Es fundamental tener en cuenta que la crisis climática no es un problema exclusivo de un país o región; todos los países deben actuar de manera responsable para combatir las emisiones de gases de efecto invernadero y promover prácticas ecológicamente sostenibles. La ONU ha mencionado que el aumento de la temperatura media del planeta podría llegar a 2,7°C, superando el límite acordado en el Acuerdo de París.

El papel de México en la lucha contra el cambio climático

México enfrenta varios desafíos frente al cambio climático, siendo un país particularmente vulnerable por su ubicación geográfica, orografía, topografía y condiciones de pobreza en ciertas zonas del territorio. Sin embargo, es necesario mencionar que México está comprometido en la lucha contra este fenómeno global, siendo uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero, contribuyendo con el 1.68% de las emisiones globales.

Para enfrentar este problema, México ha desarrollado la Estrategia Nacional de Cambio Climático (ENCC) y la Ley General de Cambio Climático (LGCC). Ambos instrumentos buscan regular y fomentar acciones de adaptación y mitigación, permitiendo la transición hacia una economía competitiva, sustentable y de bajas emisiones de carbono.

A pesar de estos esfuerzos, México enfrenta obstáculos en la instrumentación de estas leyes y en la adopción de medidas efectivas para reducir su huella ambiental. Uno de estos desafíos reside en la dependencia del país al uso de combustibles fósiles, como el gas natural, que puede ser un factor en el aumento de emisiones en sectores como el transporte y la generación de energía eléctrica.

El rol de la ciudadanía y la política en la lucha contra el cambio climático

A medida que avanzamos hacia un mundo más concientizado sobre la necesidad de enfrentar el cambio climático, la ciudadanía juega un papel crucial en exigir a sus gobernantes acciones concretas y efectivas para la transición hacia un modelo de desarrollo sostenible. Un ejemplo de esto es la situación en Brasil, donde la crisis del agua ha generado fuertes movilizaciones y demandas por parte de la sociedad que exige soluciones.

Estudios como el de Pew Research demuestran que la mayoría de las personas están dispuestas a realizar cambios en sus estilos de vida con el fin de acelerar la transición ecológica. Estos cambios pueden incluir la adopción de tecnologías limpias, conservación del agua, reducción en el consumo de carne y promoción de prácticas agroecológicas, entre otras.

Ante la creciente demanda de la sociedad por soluciones, los políticos deben ser capaces de diseñar e implementar medidas que aborden de manera efectiva las causas y consecuencias del cambio climático. La participación ciudadana en la toma de decisiones es fundamental para garantizar que estas acciones sean justas y equitativas, sin caer en prácticas clientelistas o de favoritismo político.

Un ejemplo de esto es el caso de los fondos de asistencia para sequías en Brasil, donde se ha evidenciado la existencia de una “industria de la sequía” que favorece a grandes terratenientes en detrimento de los más necesitados. Para evitar este tipo de situaciones, es necesario establecer criterios rigurosos y mecanismos de supervisión que garanticen la equidad en la distribución de recursos y beneficios.

En busca de un modelo sostenible para México

La transición hacia un modelo de desarrollo sostenible en México debe tener como prioridad el enfrentamiento del cambio climático, la protección y conservación de los recursos naturales y la adaptación a los efectos del cambio climático que ya se están viviendo en el país.

La implementación del Plan de Ordenamiento Territorial puede ser un primer paso para lograr una gestión integral del territorio que tome en cuenta la protección de los ecosistemas y las comunidades. Esto implicará un replanteamiento de las prácticas agrícolas, industriales y de generación energética en busca de un balance adecuado entre el desarrollo económico y la sustentabilidad.

Para ello, se requiere el compromiso de todos los sectores de la sociedad mexicana, incluyendo a la ciudadanía, el gobierno, la industria y la academia. La acción conjunta y coordinada de todos los actores involucrados es esencial para enfrentar los desafíos que implica el cambio climático y transitar hacia un modelo de desarrollo que garantice la calidad de vida y bienestar de las generaciones presentes y futuras.

Conclusion

Enfrentar el cambio climático no tiene por qué ser siempre un tema sombrío. Si todos ponemos nuestro granito de arena y colaboramos desde nuestras posibilidades, ya sea reduciendo nuestra huella de carbono o exigiendo medidas más adecuadas por parte de nuestro gobierno, ¡seguro encontraremos la forma de salir adelante y construir un México más verde y sostenible!