La peligrosa dieta del aire

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¿Es posible que un “alimento etéreo” sustituya a la comida? Hay quienes sí lo creen.

El Respiracionismo: Un Concepto Extremo

En teoría, un respiracionista puede pasar meses viviendo del aire. El respiracionismo (también conocido como “inedia”) es un movimiento que adapta las creencias antiguas del Ayurveda, donde el ayuno se relaciona con la purificación del espíritu y la expansión de la conciencia, y las lleva al extremo para proponer una forma de vida donde las personas pueden subsistir indefinidamente sin alimentos ni bebidas, sólo a través de los “nutrientes” que asimilan del aire.

Esta doctrina se fundamenta en lo que los hindúes denominan el prana: la energía vital en nosotros. Los adeptos consideran que si el inconsciente maneja el metabolismo y nuestras capacidades físicas, entonces puede programarse para transformar ese prana en nutrientes capaces de satisfacer las necesidades del cuerpo. En teoría, un respiracionista consumado puede pasar meses, incluso años, viviendo del aire.

Los Fanáticos del Respiracionismo

La comunidad científica no se toma en serio el respiracionismo. La ciencia concluye que es imposible sobrevivir sin alimentos ni agua. Sin importarles la opinión científica (y el sentido común), numerosos gurús han surgido en Estados Unidos, Australia, India y otros países, clamando (y cobrando a quien quiera aprender sus secretos) que llevan años sobreviviendo sin comida alguna.

Una importante promotora del respiracionismo es la australiana Jasmuheen (antes Ellen Greve). En los 90, Jasmuheen publicó Living on Light (Viviendo de luz), donde afirmó que “podía subsistir meses y meses sin ingerir nada más que una copa de té”, y explicaba su doctrina y programa de 21 días de conversión al respiracionismo.

Jasmuheen, pese a las críticas, se hizo de una buena cantidad de seguidores y en alguna ocasión declaró tener más de 6,000 fanáticos. Para despejar las dudas, en 1999 se presentó ante la televisión australiana para una especie de reality show donde, frente a las cámaras, demostraría que era capaz de vivir una semana sin nada más que aire. A los cuatro días de inanición, estaba deshidratada, el ritmo cardiaco había aumentado al doble y se encontraba en peligro de falla renal.

El experimento tuvo que ser cancelado y el doctor Berris Wink, presidente del hospital Queensland, donde se llevó a cabo el experimento, se declaró sorprendido por “la irresponsabilidad de animar a otros a poner en riesgo su salud”. Lejos de desanimarse por este descalabro, la profeta del aire regresó por sus fueros y en 2007 formó la Embajada de la Paz y desde entonces se ha dedicado a viajar y dar conferencias sobre respiracionismo.

El Costo de la Dieta del Viento

En casos extremos, entrarle a la dieta del viento puede ocasionar la muerte. En 1999, Verity Lynn, de 49 años, fue encontrada muerta de deshidratación en los bosques de Escocia. Entre sus posesiones se encontraba el libro de Jasmuheen y su diario personal. No es el único caso. En Australia, los respiracionistas Jim Vadim Pesnak y su esposa Eugenia fueron sentenciados a tres años de cárcel por su participación en la muerte de Lani Morris.

Los Pesnak fungían como “guías” de Morris, quien fue encerrada bajo el entendimiento de que recibiría jugo de naranja por una semana y luego nada de alimento durante dos semanas más. La autopsia reveló síntomas de neumonía, deshidratación, falla renal y embolia. En su diario, Morris narra cómo cada día “sueña con comida”, y cómo, paulatinamente, pierde el uso de las piernas y comienza a toser “un fluido negro”. Los Pesnak declararon que nunca se dieron cuenta de la gravedad de su “protegida”.

Reflexión Personal

El respiracionismo plantea preguntas profundas sobre la fe, la ciencia y la vulnerabilidad humana ante creencias extremas. En un mundo donde la información es accesible y la ciencia avanza cada día, resulta sorprendente y alarmante que prácticas como estas encuentren seguidores dispuestos a poner en riesgo su vida. La búsqueda de respuestas espirituales y la necesidad de trascendencia son naturales, pero es esencial discernir entre lo plausible y lo peligroso. No es solo un reto a la ciencia, sino una llamada de atención sobre la responsabilidad de cuidar nuestra salud y bienestar con fundamentos sólidos y basados en evidencia.