El chocolate es sin duda uno de los manjares más exquisitos que podemos disfrutar hoy en día. Su origen remonta a las antiguas civilizaciones de Mesoamérica, y es en México donde nació y comenzó a escribir su rica historia. ¡Acompáñame en este viaje de sabores y sorpresas!
Los primeros pasos del chocolate: Los Olmecas
Nuestra historia comienza hace más de 3,000 años, con la cultura Olmeca, quienes fueron los primeros en saborear esta deliciosa bebida a base de cacao en el período 1500-400 A.C. Fueron también los primeros en cultivar el árbol del cacao, mezclando sus granos con agua, especias, guindillas y hierbas.
Dicho manjar cobraría un significado muy especial posteriormente en el tiempo.
El cacao en la civilización Maya
La cultura Maya, que floreció por allá en el año 600 A.C., también adoptó el cacao y lo integró a sus costumbres y rituales. El cacao se consideraba un símbolo de riqueza, y su consumo estaba reservado a la alta sociedad y guerreros.
El cacao como moneda
Ya en la antigua Tenochtitlán, el cacao fungía como moneda de cambio en el comercio, y el emperador Moctezuma llegó a acumular una fortuna de aproximadamente 100 millones de almendras de cacao. ¡Todo un tesorito!
El regalo de Quetzalcóatl
Según cuenta la leyenda, Quetzalcóatl, uno de los dioses más importantes y mejor conocido como la Serpiente Emplumada, le dio a los toltecas los granos de cacao para que su pueblo estuviera bien alimentado y pudiera ser erudito, sabio, artista y artesano.
De Mesoamérica a Europa: El chocolate conquista el mundo
Así fue como el chocolate cruzó el océano hacia un nuevo continente. Durante la conquista de América, Cristóbal Colón tomó contacto con el chocolate al encontrar a los indígenas consumiendo xocolatl, una bebida amarga que otorgaba vitalidad y energía. Posteriormente, en 1519, Hernán Cortés llegó a México y los aztecas le ofrecieron oro y cacao a los recién llegados.
Los españoles comenzaron a consumir chocolate al igual que los aztecas, aunque con una adición peculiar: el azúcar. En 1528, Cortés regresó a España llevando consigo cacao, recetas, y utensilios necesarios para su preparación, comenzando así su aventura por el Viejo Mundo.
El chocolate en Europa
En su llegada a Europa, el chocolate fue exclusivo de España y de las clases sociales privilegiadas. Sin embargo, poco a poco fue introducido en otros países como Francia, Alemania e Inglaterra a lo largo de los siglos XVI y XVII, siempre manteniendo su aura de lujo y exclusividad.
Los avances en la producción de chocolate
En 1776, Doret, un francés, inventó una máquina hidráulica que podía moler las habas de cacao en una pasta, lo que permitió aumentar la producción de chocolate en grandes cantidades. Más adelante, en 1828, Conrad Van Houten inventó una prensa que extraía la manteca de cacao, dejando sólo el polvo amargo que conocemos hoy en día.
En 1847, en Inglaterra, Joseph Fry logró crear una forma sólida de chocolate, lo cual cambiaría la historia del chocolate para siempre.
El chocolate en Estados Unidos
Y ahora, demos un salto al otro lado del océano. En 1893, durante una Exposición Universal en Chicago, el confitero Milton S. Hershey descubrió el chocolate y comenzó a producirlo en su fábrica en Pennsylvania, convirtiéndose en uno de los hombres más exitosos y reconocidos de la historia de esta delicia.
México: 11º productor mundial de cacao
México ha mantenido su relación milenaria con el cacao, siendo hoy el undécimo productor mundial de cacao, con 22 mil toneladas al año. Y a lo largo del país, diferentes regiones han desarrollado bebidas únicas que utilizan el cacao como ingrediente, como el tascalate, pozol, tejate, tanchuca, popo y bupu, entre otras.
En nuestros días, el chocolate se consume en diversas formas, como tabletas, bombones, batidos y en repostería, siendo un manjar que ha trascendido fronteras y conquistado los paladares de todas las latitudes.
Un legado dulce e inolvidable
La historia del chocolate en México es una historia de amor entre la tierra y sus habitantes, que ha evolucionado a lo largo de los siglos y ha dejado una huella imborrable en la cultura y gastronomía mexicana.
La próxima vez que disfrutes de un pedazo de chocolate, recuerda que estás saboreando una tradición ancestral que ha pasado de generación en generación y sigue estando presente en nuestra vida cotidiana. ¡Salud, y que viva el chocolate mexicano!