La bioseguridad: un escudo invisible en la lucha contra las pandemias

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Bienvenidos a nuestro viaje por el fascinante mundo de la bioseguridad, el conjunto de normas, medidas y protocolos que nos protegen de riesgos de infección derivados de la exposición a agentes infectocontagiosos o peligros biológicos, químicos y/o físicos. En esta travesía, sondearemos sus misterios y, al mismo tiempo, compartiremos algunas reflexiones personales y ligeros toques de humor.

La importancia de la bioseguridad en nuestros días

En tiempos de pandemia, como la actual crisis del SARS-CoV-2 y la enfermedad COVID-19, la bioseguridad no sólo es un tema relevante sino fundamental para nuestra supervivencia y la del planeta. No en vano, esta disciplina se ocupa de evitar el riesgo para la salud y el medio ambiente proveniente de la exposición a agentes biológicos causantes de enfermedades. Y no sólo eso, también ayuda a prevenir riesgos laborales en entornos biológicamente peligrosos.

Los cuatro pilares de la bioseguridad

La bioseguridad se asienta sobre cuatro robustos pilares que sustentan y dan origen a las Precauciones Universales. Estos pilares son: Evaluación de riesgos, universalidad, barreras de protección y medidas de eliminación.

Estos pilares fundamentales funcionan como una especie de escudo invisible que nos resguarda de amenazas invisibles pero letales. En muchos sentidos, es un contrapeso a la fragilidad humana en un mundo donde los microorganismos se vuelven cada vez más ingeniosos y peligrosos.

Evaluación de riesgos: un mapa para sortear peligros

Una característica clave de la bioseguridad es la evaluación de riesgos. Esto implica determinar, con base en información científica y técnica, la probabilidad de la aparición de un evento adverso y su severidad potencial. En otras palabras, es una especie de mapa que nos orienta por el tortuoso laberinto de peligros que nos acechan a cada paso.

La universalidad: no dejes nada al azar

El principio de universalidad implica que todas las personas que trabajan o estudian en un entorno biomédico o que tienen contacto con agentes infecciosos asuman que todos los especímenes biológicos poseen un riesgo potencial para la salud y, por lo tanto, deben ser manejados con precaución.

En el fondo, es una filosofía de vida que nos invita a no dejar nada al azar, porque en el terreno de la bioseguridad, la suerte no existe.

Contención: las barreras protectoras

Para evitar la diseminación de agentes infecciosos y el contagio, la bioseguridad establece ciertos límites, tanto físicos como simbólicos. Estos límites son las barreras de protección, que se dividen en dos categorías: las barreras primarias y las secundarias.

Las barreras primarias incluyen trajes, guantes, calzas y mascarillas, mientras que las barreras secundarias abarcan áreas de trabajo aisladas y sistemas de ventilación. Ambas categorías funcionan como un escudo que nos protege de peligros invisibles pero letales.

Eliminación: el fin del camino para los residuos

El último pilar de la bioseguridad es la eliminación. Los residuos generados por la manipulación de agentes infecciosos deben desecharse siguiendo procedimientos específicos, según su tipología. Aquí no hay margen para la improvisación: un error puede provocar una catástrofe.

Normativas mexicanas de bioseguridad

México no se queda atrás en cuanto a regulaciones para garantizar la seguridad en la manipulación y trabajo con sustancias biológicamente peligrosas. Entre las normativas específicas en nuestro país, podemos mencionar la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados, NOM-006-SSA2-2013 y NOM-017-SSA2-2012.

Formación en bioseguridad: una inversión para el futuro

El conocimiento es la primera línea de defensa en la lucha contra las enfermedades y riesgos laborales. Por ello, en México se ofrecen programas de formación como la Maestría en Prevención de Riesgos Laborales. Estos programas no sólo mejoran la seguridad laboral sino también la imagen corporativa de las empresas.

Como podemos apreciar, la bioseguridad es un tema apasionante que nos revela cuán intrincado y retador puede ser el equilibrio entre la lucha por la vida y la supervivencia en un planeta que, a pesar de sus desafíos, siempre vale la pena proteger y cuidar.

Por último, quiero compartir una reflexión que me ha acompañado a lo largo de mi vida: La bioseguridad, como muchas otras disciplinas y prácticas, nos recuerda que la responsabilidad y diligencia son las claves para una vida sana y segura, tanto para nosotros mismos como para el medio ambiente que compartimos.