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Misterios de las pirámides mesoamericanas: un viaje enigmático a través de la cultura y el tiempo

misterios de las piramides mesoamericanas

En este artículo, nos adentraremos en el misterioso mundo de las pirámides mesoamericanas, una fascinante travesía que nos llevará a conocer una cultura enigmática y sorprendente. Estas pirámides no solo representan monumentos arquitectónicos, sino también espejos que reflejan la cosmovisión de un pasado milenario y en cierta medida aún desconocido.

La emblemática Pirámide del Sol

La Pirámide del Sol, con sus 65 metros de altura, es la tercera más grande de la época prehispánica y uno de los símbolos más representativos de la cultura mesoamericana en la Zona Arqueológica de Teotihuacán. Esta majestuosa construcción se desarrolló entre el año 1 y 150 de nuestra era y, para acceder a ella, se necesita recorrer una escalinata de unos 260 peldaños, 52 por cada sol o era. La cosmogonía mesoamericana explicaba la creación del mundo a través del mito de los Cinco Soles.

El equilibrio entre la creación y el cosmos

La pirámide está orientada de manera que señala el movimiento real del sol y los equinoccios, lo que demuestra el conocimiento astronómico de los antiguos mesoamericanos. En 1970 se descubrió una cueva bajo la pirámide, con forma de flor de cuatro pétalos, conectada a tiempos cosmogónicos, lo que sugiere que el lugar era considerado sagrado por su vinculación con el origen del universo.

Teotihuacán: un legado enigmático

La ciudad de Teotihuacán fue uno de los centros prehispánicos más importantes de México entre los años 100 y 550 D.C. Con una extensión de 23 km² y una población de entre 150.000 y 200.000 habitantes, la desaparición del pueblo teotihuacano es uno de los grandes misterios históricos. ¿Qué ocurrió en el siglo VI d.c, cuando la ciudad fue quemada y saqueada, provocando un éxodo generalizado entre su población? ¿Fue el sistema jerárquico social o algún cambio climático el responsable de su desaparición?

Un hallazgo sorprendente bajo la tierra

Debajo de la zona arqueológica de Teotihuacán, el arqueólogo Sergio Gómez realizó en 2003 un descubrimiento accidental que dejó a la comunidad científica boquiabierta: un túnel de 2.000 años de antigüedad en la ciudad. Con cerca de 102 metros de longitud, este túnel apenas está abierto para arqueólogos, pero la exploración que se llevó a cabo en 2009 duró 8 años, arrojando resultados que revelan aspectos desconocidos y sorprendentes de la vida teotihuacana.

Tlalocan: el camino bajo la tierra

El proyecto de exploración del túnel se llamó Tlalocan, que en náhuatl significa “camino bajo la tierra”. Para llevar a cabo la investigación, se utilizaron tecnologías novedosas, como escáneres láser y robots, lo que además marcó un hito en la exploración arqueológica en México.

Los secretos revelados por el túnel

En el túnel se encontraron más de 100.000 objetos, que ayudarán a entender la religión y la cosmovisión de los antiguos pueblos mesoamericanos. Entre estos hallazgos se recuperaron piezas de hule y 14 pelotas vulcanizadas, lo que demuestra que el proceso de vulcanización estaba ya en uso en aquella época.

Las pirámides mesoamericanas, un atractivo turístico

No sólo por su belleza arquitectónica, sino también por su historia, cultura y actividades turísticas, las pirámides de Teotihuacán son las más visitadas de México. Para los amantes de los viajes y la arqueología, la posibilidad de ver la pirámide desde el cielo durante un vuelo en globo es una experiencia única e inolvidable. Pero si prefieres algo más terrenal, siempre puedes realizar la visita en tierra firme, respetando los horarios y requisitos establecidos por la zona arqueológica.

En resumen

En el misterio que rodea a las pirámides mesoamericanas, encontramos fascinantes historias, sorprendentes descubrimientos y una ventana al pasado, que aún hoy sigue fascinando y dejando muchas preguntas sin respuesta. Siguiendo con admiración la senda de grandes historiadores mexicanos, me despido con una exclamación maravillada: ¿qué otras maravillas y secretos ocultarán aún nuestras milenarias pirámides?