La permacultura es un sistema de diseño de medioambientes humanos sostenibles enfocado en imitar las estrategias y relaciones que operan en la naturaleza. Esta disciplina, nacida en los años setenta de la mano de Bill Mollison y David Holmgren, ha ido creciendo en relevancia y aplicación a nivel mundial, y México no es la excepción.
En busca de una vida más armónica
La filosofía de la permacultura nos llama a trabajar con la naturaleza, en lugar de enfrentarnos a ella. Entendiendo que no somos seres superiores, sino una pequeña parte de un ecosistema interconectado debe alentarnos a buscar la autosuficiencia y la responsabilidad al momento de producir y consumir.
De hecho, el nombre “permacultura” es una contracción de las palabras “permanente” y “agricultura“, lo que denota su enfoque en la sostenibilidad y el cuidado de la tierra, las personas y los recursos. Además, se basa en una ética tripartita: cuidado de la Tierra, cuidado de las personas y compartir los excedentes.
Aplicaciones en cualquier entorno
Uno de los aspectos interesantes de la permacultura es su versatilidad. Puede llevarse a cabo tanto en áreas urbanas como rurales, desde pequeñas huertas familiares hasta grandes fincas industriales. Como la permacultura se adapta a cualquier clima y terreno, tiene un gran potencial para ser implementada en México, un país conocido por su diversidad geográfica y climática.
El lado espiritual de la permacultura
La permacultura no solo se enfoca en la producción de alimentos y el manejo de los recursos, sino también en las necesidades espirituales y el bienestar emocional de las personas. De este modo, busca mejorar la calidad de vida de las comunidades involucradas y generar un ambiente armónico y en conexión con la naturaleza.
Cooperación como clave para el éxito
En el corazón de la permacultura se encuentra la idea de cooperación en lugar de competencia. Esto implica trabajar juntos y compartir nuestros conocimientos y recursos, en lugar de luchar por ellos en una lógica de “sálvese quien pueda”. Por lo tanto, la implementación de la permacultura también favorece el desarrollo de una sociedad más justa y equitativa.
Experiencias mexicanas exitosas de permacultura
En nuestro querido México, tenemos maravillosos ejemplos de iniciativas que aplican los principios de la permacultura. Uno de ellos es Las Cañadas en Veracruz, un centro de agroecología y permacultura gestionado por una cooperativa con 22 miembros. Lograron restaurar 225 hectáreas del bosque de niebla, producir el 80% de los alimentos que se consumen en el centro y practicar una conservación responsable del suelo.
Otro caso es Gaiasana, una organización que promueve alternativas basadas en el respeto y entendimiento de la naturaleza. Durante más de doce años, han implementado redes de producción de alimentos y un mercado comunitario en Hidalgo llamado “Mercado Verde la Obsidiana”, que capacita a los productores en agroecología y promueve el compostaje.
¿Cómo puedo unirme a la corriente permacultural?
No es necesario ser un experto en la materia para empezar a implementar la permacultura en nuestro entorno. Pequeñas acciones como utilizar sistemas de transporte público, compartir el coche con amigos, ahorrar agua de lluvia o utilizar productos biocompatibles ya son un buen comienzo.
Además, la participación en proyectos locales de huertos urbanos o la producción responsable de alimentos es una forma excelente de contribuir a esta filosofía de vida.
Permacultura en el futuro mexicano
Es evidente que la permacultura tiene mucho que ofrecer a México en términos de desarrollo sostenible y cuidado del medio ambiente. A medida que más personas se sumen a esta corriente, estaremos cada vez más cerca de un futuro en el que la cooperación y la armonía sean la base de nuestro crecimiento y bienestar.
Como dijo el viejo sabio, “La poesía es el eco del futuro en el presente”, y en este caso, la permacultura puede ser considerada la poesía de nuestro futuro mexicano.