La resiliencia climática se define como la habilidad de sistemas socioeconómicos de absorber y recuperarse de perturbaciones y estreses climáticos, a la par que se adaptan y transforman sus estructuras y medios de vida de cara a los cambios a largo plazo y la incertidumbre. La resiliencia es un concepto clave para enfrentar los retos que plantea el cambio climático, y es necesario desarrollarla tanto a nivel individual como colectivo para garantizar un futuro sostenible.
Las tres propiedades básicas de la resiliencia
La resiliencia presenta tres propiedades básicas:
- La magnitud del disturbio tolerado por el socioecosistema.
- La capacidad de auto-organización del sistema.
- La capacidad de aprender y adaptarse.
Estas propiedades son fundamentales para desarrollar estrategias efectivas de adaptación al cambio climático y enfrentar sus efectos negativos en nuestras vidas.
Estrategias para fortalecer la resiliencia y reducir el impacto del cambio climático
Una de las principales estrategias para fortalecer la resiliencia y reducir el impacto del cambio climático en la región es el uso racional de los recursos naturales. Por ejemplo, la investigación muestra cómo se puede desarrollar la intensificación agrícola y preservar la salud de los ecosistemas al mismo tiempo. Otro enfoque importante de adaptación es la reducción de la degradación de los ecosistemas, lo cual se puede lograr a través de la creación y el fortalecimiento de políticas en favor del medio ambiente y la sostenibilidad.
Frente a la crisis climática: Mitigación, adaptación y justicia climática
Enfrentar la crisis climática requiere abordar tres aspectos clave: la mitigación del cambio climático, la adaptación a sus consecuencias y la búsqueda de la justicia climática. La mitigación del cambio climático es fundamental para reducir rápidamente las emisiones de carbono que producen el calentamiento global, mientras que la adaptación es necesaria para protegernos contra los impactos que ya están aquí y prepararnos para los cambios por venir. La justicia climática, por su parte, es crítica para incorporar la resiliencia en las decisiones y debe priorizar el bienestar de las personas y las comunidades más expuestas al daño climático, como las personas de color, las personas que viven con bajos ingresos o en la pobreza y las personas mayores, jóvenes o discapacitadas.
Para lograr la justicia climática se pueden llevar a cabo diversas acciones, como garantizar soluciones climáticas para comunidades vulnerables, reducir la contaminación de las centrales de energía y ampliar el acceso de los hogares de bajos ingresos a la energía solar comunitaria, entre otros.
La sociedad y su capacidad de sobreponerse
Es fundamental que la sociedad incremente su capacidad de sobreponerse organizándose para evitar y mitigar desastres. Un ejemplo de esto es el enfoque en política urbana que busca invertir en las zonas periféricas de la ciudad para generar una mejora en la calidad de vida de las personas y que estas zonas puedan integrarse a la ciudad de manera sostenible y resiliente. Los componentes de las intervenciones urbanas buscan integralidad en los ámbitos físico, social, ambiental, económico y normativo.
Investigación sobre resiliencia climática en barrios vulnerables
Una investigación realizada en el Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, El Salvador y Honduras) tuvo como objetivo establecer líneas base con indicadores clave que responden a las dimensiones y ejes prioritarios para medir y evaluar los impactos de las intervenciones urbanas en la resiliencia climática de barrios vulnerables. El total de encuestas realizadas fue de 1396 viviendas, lo que supuso el 116.3% de la muestra requerida por el Banco (1200 viviendas, 100 por cada comunidad). Los resultados obtenidos en la investigación se encuentran visualizados en la página de Datos dinámicos y además se recogen en el apartado “Informe de cartografía que se encuentra en el Informe #2 en Documentos técnicos.”
¡Cambiemos juntos!
La única forma de lograr la resiliencia climática es a través de la reducción de emisiones que atrapan el calor e impulsan el cambio climático, y esto debe ir de la mano de la adaptación a los cambios que son inevitables. Y no olvidemos que la resiliencia ambiental también se trata de mantener el sentido del humor y la capacidad de enfrentar los desafíos con una actitud positiva, así que recuerda: en medio de la tormenta, siempre hay lugar para una sonrisa y un buen chiste (aunque sea uno malo sobre el clima).