El chile es un ingrediente milenario, un pilar de la gastronomía mexicana y un símbolo cultural que nos intriga, nos deleita y nos pica el paladar en cada platillo. ¿Quién, si no el chile, ha logrado atravesar las barreras del tiempo y mantenerse a flor de lengua en cada bocado que damos en esta tierra de colores, sabores y tradiciones? Descubre a continuación la historia del chile en México y envuélvete en el aroma y la picazón de este protagonista entre nuestros fogones.
¿De dónde viene el chile?
Aunque usualmente se asocia con la cocina mexicana, es importante destacar que el chile es originario de América y fue domesticado por las culturas prehispánicas hace más de 6.500 años. La evidencia más antigua de su existencia en México data de entre 6,900 y 5,000 a.C., y su nombre proviene del náhuatl “chili” o “xilli”, aunque en otras regiones de América del sur se le conoce como “ají”.
El chile y las culturas ancestrales
El chile fue uno de los cultivos principales en la agricultura prehispánica, sembrado en las famosas chinampas que aún podemos encontrar en Xochimilco. Su relevancia llegó a tal punto que hasta los mexicas rendían devoción a Tlatlauhqui cihuatli chilzintli, la “diosa del Chilito rojo”. Imagínense, estimados lectores, cuán importante debía ser el chilito para merecer una diosa propia.
El lugar de nacimiento del chile
No se trata de un punto específico, sino de una región. Científicos de la Universidad de California-Davis determinaron que el lugar de nacimiento del chile se encuentra en un área que se extiende desde el sur de Puebla al norte de Oaxaca y al sureste de Veracruz. En ese espacio, la agricultura del chile comenzaría su andadura hace más de seis milenios.
El chile en la sociedad prehispánica
Otras culturas ancestrales como los habitantes de Teotihuacán, Tula y Monte Albán también disfrutaron de los chiles en sus comidas. Los aztecas lo llevaban incluso más allá, desarrollando una cultura del chile que perdura hasta nuestros días. Para ellos, el chile no solo era un ingrediente fundamental, sino que también tenía relevancia en aspectos comerciales, militares, medicinales, impositivos y pedagógicos.
Recetas milenarias y chiles en tributo
Los antiguos mexicanos ya conocían muchas formas de preparar el chile, como sazonarlo con tomate, hacer salsas de diversos colores, olores y texturas, e incluso preparar bebidas con chile como el chileatole y la chicacalhuati. Y no solo eso, sino que también establecían el comercio y tributos basándose en el chile, como bien lo relataba Fray Bernardino de Sahagún en su obra “Historia general de las cosas de Nueva España”.
Chiles, chiles y más chiles
En la actualidad, hay más de 64 tipos de chiles y más de 200 variedades criollas, y todos tienen su encanto y picor. Eso sí, si visitan alguna taquería, no digan que no les advertí: si quieren conservar el sentido del gusto, alejarse del chile picantísimo sería una buena idea.
Un condimento universal
Con la llegada de Cristóbal Colón a América, el chile también llegó a Europa y con ello, su uso como condimento se extendió por todo el mundo. Sin embargo, hay algo especial en probar un chile en México, sentir su picor, su sabor y dejarnos llevar por la tradición y la historia que lo avalan.
El chile en la medicina y la industria
No solo nuestros paladares se benefician del chile. También se utiliza en medicina, cosmética e industria alimentaria, gracias a sus propiedades y a su alto valor nutritivo. Uno de sus componentes, la capsaicina, incluso tiene propiedades antiinflamatorias e investigaciones están en proceso para conocer más sobre sus beneficios
Viva el chile, viva México
Entender la historia del chile en México es comprender también la evolución genética de esta especie y la riqueza de nuestra propia historia y cultura. Cada bocado que damos, cada platillo que disfrutamos, no es solo deleite sensorial, sino también el resultado de miles de años de historia y sabiduría ancestral.
Así que la próxima vez que estén frente a un plato de enchiladas, tamales o tacos al pastor, recuerden que no solo están disfrutando de un manjar, están deleitándose con un pedacito de historia. Y si se les empañan los ojos de lágrimas por el picor, recuerden que también están honrando a nuestras raíces y a la diosa del chilito rojo. ¡Buen provecho y feliz picor!