Ximena Navarrete, Miss Universo 2010, aceptó que analizáramos su ADN para averiguar de dónde proviene su hermosura. Este análisis nos llevó a explorar no solo su genética individual, sino también a desentrañar las raíces ancestrales que conforman su linaje.
Para iniciar, con un hisopo tomamos una muestra genética de Ximena, lo que nos permitió extraer y analizar la longitud de los telómeros de sus cromosomas. Este proceso es crucial para determinar su edad biológica. Además, obtuvimos una secuencia genómica detallada, la cual revela el origen ancestral de sus genes. Este análisis produce terabytes de información, que luego es ordenada mediante un avanzado sistema de bioinformática. A través de este sistema, logramos leer y comparar la secuencia con una vasta base de datos genética de miles de individuos en México y otros países. Un mes después, recibimos los resultados.
Como todos los humanos, los primeros ancestros de Ximena salieron de África. Este hecho se evidencia con el marcador 263G en su secuencia genómica. Este marcador es una prueba indiscutible de la historia compartida de la humanidad, remontándonos a nuestros orígenes más antiguos.
El análisis de su ADN mitocondrial, que consiste en un grupo de 37 genes situados en las mitocondrias celulares y heredados del linaje materno, indica que Ximena pertenece al haplogrupo J. Este haplogrupo se originó en el Oriente Medio hace unos 50 mil años y se estableció en Europa hace unos 10 mil años, coincidiendo con el surgimiento de la agricultura.
El haplogrupo J, al que pertenece Ximena, sobrevivió a la era glacial del Pleistoceno. Sus ancestros se refugiaron de las adversas condiciones climáticas en la región franco-cantábrica, ubicada al norte de España y sureste de Francia. Es de ahí de donde provienen sus raíces más profundas.
Para aquellos interesados en conocer los porcentajes de ascendencia caucásica, amerindia, asiática y africana en el genoma de Ximena Navarrete, les invitamos a no perderse el reportaje Los Pilares de la Belleza en el número 176 de junio de la revista QUO, ya disponible.
Este análisis no solo desvela la diversidad genética de Ximena, sino que también resalta cómo, a través de miles de años, la humanidad ha recorrido un camino lleno de migraciones y adaptaciones. La belleza de Ximena es, en esencia, un reflejo de esta rica y compleja historia genética. Esta investigación nos recuerda la conexión intrínseca que todos compartimos y cómo, en cada individuo, reside una vasta historia ancestral.