En un mundo donde las fronteras parecen diluirse gracias a la tecnología pero, paradójicamente, las divisiones culturales se intensifican, la diversidad cultural emerge no solo como un elemento esencial para la riqueza del patrimonio humano, sino también como un pilar indispensable para el desarrollo global. Considerando la cultura como un motor de desarrollo sostenible, es imperativo reconocer y valorizar la diversidad cultural en todos sus ámbitos.
El panorama actual evidencia que las tres cuartas partes de los mayores conflictos tienen una dimensión cultural, resaltando la urgencia de fomentar el diálogo y la comprensión entre culturas. La diversidad cultural, lejos de ser un mero ornamento del tejido social, representa una fuerza motriz del desarrollo, crucial no solo para el crecimiento económico sino fundamentalmente para el enriquecimiento de la vida intelectual, ética y espiritual de las comunidades. Esta relevancia trasciende el ámbito económico y se adentra en la esfera del desarrollo humano integral, destacando un enfoque holístico del progreso.
“La diversidad cultural es un componente indispensable para reducir la pobreza y alcanzar la meta del desarrollo sostenible” – esta afirmación, lejos de ser una mera idealización, se erige sobre una base sólida de normativas y acciones concretas que buscan promover y salvaguardar la riqueza cultural de la humanidad. Es así que, mediante el diálogo y el respeto mutuo, se encaminan pasos firmes hacia un futuro donde las diversas expresiones culturales convivan en un espacio global integrador y equitativo.
Globalización y diversidad cultural: ¿qué diversidad y para quién?
La globalización ha revolucionado la manera en que experimentamos la diversidad cultural, alterando su dinámica al incrementar la oferta cultural en localidades alrededor del mundo. A su vez, como efecto secundario, esta interconexión global tiende a disminuir las diferencias culturales entre regiones, creando un panorama complejo donde conviven la homogenización y la diversificación. La creación destructiva, término acuñado por Joseph Schumpeter, describe precisamente este fenómeno de transformación cultural acelerada por la globalización: algunas culturas florecen y se expanden, mientras otras se desvanecen.
A pesar de las críticas que puedan surgir respecto a la “calidad” de la cultura resultante, es crucial recordar que “la calidad es algo subjetivo”, definido únicamente por el individuo. Esto subraya la importancia de permitir que las personas elijan libremente sin imponer una percepción uniforme de la calidad cultural. La diversidad cultural, fomentada por la globalización, propicia una riqueza intelectual inigualable, ampliando las opciones y el disfrute cultural. La verdadera pregunta es por qué y para quién deseamos una mayor diversidad cultural. Si el propósito es enriquecer la experiencia humana, la globalización emerge como un aliado invaluable en este objetivo.
Desarrollo Sostenible y Cultura
La integración de la cultura en la sostenibilidad urbana no es solo un ideal, es una necesidad práctica reconocida globalmente. La UNESCO ha liderado este frente, destacando cómo las expresiones culturales y el patrimonio tienen un impacto directo en el desarrollo sostenible de las ciudades. “La cultura se sitúa en el corazón del desarrollo sostenible”, resuena como llamado a la acción desde el congreso de Hangzhou en 2013. Además, el informe “Cultura: Futuro Urbano” subraya la relevancia de proteger y fomentar patrimonios y culturas urbanas en el marco de la Nueva Agenda Urbana.
Por otro lado, el sector del turismo cultural, que comprende el 40% de los ingresos turísticos a nivel mundial, juega un papel crucial en el alcance de los ODS, especialmente en promover el crecimiento económico inclusivo y sostenible (ODS 8). La vitalidad de las industrias creativas ha demostrado ser un recurso invaluable, no solo en la generación de empleo digno sino también en la reducción de desigualdades (ODS 10). La reconversión de espacios dañados en Nablús, Palestina, en centros culturales evidencia cómo el patrimonio cultural puede favorecer a la comunidad, fortaleciendo la economía local y fomentando la cohesión social, alineándose así con los objetivos del desarrollo sostenible.
La Actuación de la UNESCO por la Diversidad Cultural
La UNESCO asume un papel protagónico en la promoción y protección de la diversidad cultural a nivel mundial. Mediante iniciativas como MONDIACULT 2022, donde naciones unieron voces para catalogar la cultura como un “bien público mundial”, se evidencia el compromiso por integrarla dentro de los objetivos de desarrollo sostenible. Este enfoque no solo eleva la cultura en la jerarquía de prioridades internacionales sino que también fortalece los derechos culturales, incluyendo la protección del patrimonio y la regulación del sector digital para favorecer la variedad cultural en línea.
La diversidad cultural es reconocida como un motor indispensable para el desarrollo sostenible. Esto se refleja en acciones concretas como la creación de los Indicadores Cultura|2030 de la UNESCO, herramientas diseñadas para medir el impacto cultural en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Se destaca además, el papel de la diversidad cultural en la superación de conflictos y la promoción de la paz, considerando que “Las tres cuartas partes de los mayores conflictos tienen una dimensión cultural”, según se observa en las estrategias y declaraciones respaldadas por la UNESCO. Estas acciones subrayan la vital importancia de abrazar la riqueza cultural y su papel enabling en la sociedad global.
Por qué es importante respetar la diversidad cultural
Respetar la diversidad cultural es más que un acto de humanidad; es una necesidad estratégica en un mundo globalizado. Las organizaciones y comunidades que abrazan esta diversidad no solo fomentan un entorno más inclusivo y equitativo, sino que también desarrollan una ventaja competitiva sustancial. Como señala un informe de Deloitte, “La diversidad de pensamiento es la nueva frontera”. Esta diversidad motiva la innovación y el respeto, pilares fundamentales para el crecimiento sostenible y la creatividad en un contexto empresarial y social.
La inclusión como fuerza motriz se manifiesta no solo en cómo la diversidad potencia la capacidad de innovación y éxito empresarial, sino también en cómo fortalece la cohesión social y el respeto mutuo. Empresas líderes como Apple han demostrado que integrar la diversidad en su esencia misma les permite marcar la pauta en innovación y satisfacción del cliente. “La compañía más innovadora también tiene que ser la más diversa”, afirma la empresa, haciendo hincapié en que el éxito y la diversidad van de la mano. Este enfoque holístico de la diversidad, que abarca múltiples perspectivas, es esencial no solo para el éxito empresarial sino también para lograr una sociedad más justa y equitativa.