Al adentrarnos en el tema de la migración y su impacto en la sociedad mexicana, nos encontramos frente a un fenómeno multifacético y lleno de matices. México es, por un lado, origen de una de las diásporas más grandes del mundo, con 13 millones de personas migrantes en 2017, y por otro, es también destino de migrantes provenientes tanto de Centroamérica como de países como Estados Unidos, Guatemala y España.
El efecto de la diáspora mexicana en la sociedad
La diáspora mexicana, que tiene como principal destino a Estados Unidos, ha sido motivo de preocupación tanto por sus efectos en la sociedad mexicana como en la estadounidense. La presencia femenina en la migración ha ido en aumento en los últimos años, aunque sigue siendo predominante la migración masculina. Entendiendo este fenómeno, podemos comenzar a analizar cómo impacta a las familias, comunidades y naciones.
Es cierto que la migración puede generar una escasez de fuerza de trabajo en comunidades de origen, lo que podría desincentivar su crecimiento económico. Sin embargo, los migrantes mexicanos también han demostrado ser una fuerza laboral valiosa en su destino, como lo menciona el Dr. Luis Güemez Ortiz, docente de la CETYS Graduate School of Business, Campus Mexicali.
Migrantes, motor de la economía
Este docente señala que quienes migran en busca de mejores condiciones económicas se convierten en la fuerza de trabajo más eficiente que un país puede tener. Un ejemplo de esto son los mexicanos que trabajan en Estados Unidos, quienes han contribuido significativamente al crecimiento económico de ese país.
Otros ejemplos de la fuerza laboral migrante son peruanos, turcos y ecuatorianos que han migrado a otros países en búsqueda de mejores oportunidades laborales. Y cabe destacar que la influencia de la inmigración no se limita a trabajos operativos, sino que también impacta en los niveles más altos de los consejos de administración de grandes empresas públicas.
El lado positivo de la migración en México
Aunque los retos y problemas asociados a la migración suelen ser los que acaparan la atención, también existen impactos positivos que vale la pena reconocer. Por ejemplo, la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, afirmó que los movimientos de migrantes tienen un impacto social, económico y cultural notoriamente positivo en los países de origen y destino.
En cuanto al tema económico, hay ejemplos como Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda que han consolidado su prosperidad gracias a la migración. Incluso en México, Güemez Ortiz destaca que el país tiene una enorme oportunidad en su frontera norte, donde la población migrante proveniente de Centroamérica y el Caribe podría contribuir al incremento de la productividad laboral del país.
Políticas públicas pro-migración: un camino a seguir
Con el fin de aprovechar el potencial de la inmigración para el crecimiento económico, es fundamental desarrollar políticas públicas migratorias y económicas claras y bien encaminadas. Estas deberían enfocarse en otorgar facilidades para la integración a la vida mexicana a personas con buenos antecedentes y no en subsidiar o mantener a los migrantes.
Además, es importante no dejarse llevar por el racismo y el patrioterismo, especialmente en la frontera norte, donde las empresas industriales ofrecen una gran cantidad de posiciones laborales para mexicanos y migrantes. La cooperación entre países y la promoción de la portabilidad de derechos, como la seguridad social y los títulos de educación, podrían ser parte de la solución.
La población mexicana migrante de retorno
En los últimos años, ha disminuido la población mexicana migrante de retorno. Esto ha permitido mantener un equilibrio entre la fuerza laboral interna y la que proviene del exterior. Además, estos migrantes de retorno traen consigo conocimientos y experiencias adquiridas en el extranjero, lo que también puede enriquecer la sociedad mexicana.
En 2015, había un millón de personas nacidas fuera de México residentes en el país, la mayoría de ellas mexicanas nacidas en el exterior. La participación de mujeres en esta dimensión se mantiene igual a la de los hombres, lo cual es un dato interesante a considerar en cuanto a la igualdad de género en el ámbito migratorio.
Los desafíos y oportunidades que se avecinan
Es probable que en los próximos años veamos un aumento en la diáspora mexicana, pero no de manera sostenida debido al envejecimiento de la población y la desaceleración de la migración hacia Estados Unidos. Aun así, la migración en tránsito irregular ha incrementado más del doble entre 2010 y 2017, lo que plantea nuevos desafíos y oportunidades en cuanto a la integración de estas personas en la sociedad mexicana.
El trabajo conjunto de gobiernos, organismos internacionales y la sociedad es crucial para enfrentar los retos y aprovechar las oportunidades que ofrece la migración. La implementación del Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular y sus procesos regionales de seguimiento y monitoreo es un paso importante en este camino.
En definitiva, la migración es un fenómeno que trae consigo tanto retos como oportunidades para México y su sociedad. Reconocer esto nos permite adoptar una perspectiva más equilibrada y constructiva del tema, y trabajar en soluciones y políticas que beneficien tanto a migrantes como a la sociedad en su conjunto.